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Impulsada por los mercados interno y externo la producción creció 10%.

 

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La producción de carne bovina creció 10% entre enero y mayo de este año, respecto a igual periodo del 2022, lo que permitió aumentar tanto las exportaciones como el consumo interno. De acuerdo a los datos relevados por la Subsecretaría de Ganadería y Producción Animal, en los primeros cinco meses de 2023 se produjeron 1.357.886 toneladas equivalentes a res con hueso.

En este sentido, el crecimiento logrado motorizó un aumento del consumo per cápita, que alcanzó los 50,44 kg en mayo; y al mismo tiempo sostuvo una dinámica de crecimiento de las exportaciones que alcanzaron las 390.209 toneladas equivalentes a res con hueso, logrando así un incremento del 13,31% entre enero y mayo, en comparación con el mismo periodo de años anterior.

Los principales destinos para las carnes argentinas fueron China, que concentró el 78% de los envíos; Unión Europea (8%), Israel (6%), seguidos por Estados Unidos y Chile, quienes acapararon cada uno el 3% de los envíos nacionales.

En ese marco, desde la Bolsa de Comercio de Rosario se dejó saber que durante el primer semestre del año, el total de terneros que salieron de los campos llegó a 6,64 millones de cabezas, cifra que representa un 44% del stock inicial de esta categoría. Si bien el volumen de hacienda se ubica en un porcentaje similar al año pasado, es mayor al 41% del promedio de las últimas cinco campañas.

En este contexto, el mercado ganadero de Rosario, en su informe semanal, planteó que un escenario posible para explicar esta situación es la invernada que finalmente pudo ser retenida y recríada en los mismos campos. Medido en cabezas, serían unos 8,49 millones de terneros que están bajo algún esquema de recría.

“Actualmente el margen de la recría no goza de los mejores resultados, con un precio del ternero 40% retrasado en términos reales”, advirtieron desde la entidad. Más allá de que se puedan sumar kilos a campo, el actual escenario de cotizaciones y de falta de pastos y reservas condicionan los márgenes de rentabilidad de los productores.

En el caso de los vientres, remarcaron que se trata de una categoría que muestra un retraso importante respecto del aumento general de precios. Así, tanto vacas como vaquillonas preñadas cotizan entre $ 160.000 y $ 190.000 respectivamente y en el último año tuvieron un retroceso de 30% a 40% en sus valores.

En resumen, pueden esperarse dos escenarios de precios para lo que queda del año. A partir de una mejora en las expectativas climáticas y electorales, el Rosgan consideró que es probable que tanto cría como invernada sean los primeros en reaccionar. Para los vientres, la recuperación de los valores será más lenta.

El otro dato a tener en cuenta es que a partir de la oferta elevada de hacienda que saldrá de los feedlots y un mercado interno con poco margen de reacción, el ajuste de precios que habitualmente llega entre octubre y noviembre tardará más tiempo en llegar.

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