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El incremento por estos ítems será el 12 de marzo. Resta definir si, además de estas actualizaciones, el próximo aumento incluirá una mejora en la rentabilidad de las petroleras.

Un nuevo aumento de los combustibles ya tiene fecha: el viernes 12 de marzo. Y un impacto estimado: del 2,6% en el caso de las naftas, y del 2,1% para el gasoil, de acuerdo a estimaciones del sitio especializado «Surtidores», administrado por los dueños de las estaciones de servicio.

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En el próximo ajuste convivirán al menos dos causas: una actualización de los impuestos a los combustibles -que evolucionan con la inflación- y, además, por los nuevos valores del biodiesel habilitado por el Gobierno.

Resta definir si, además de estas actualizaciones, el próximo aumento incluirá una mejora en la rentabilidad de las petroleras.

Las petroleras vienen reclamando aumentos para compensar la sostenida suba en el precio del petróleo Brent -de referencia para los combustibles en la Argentina-, cuyo barril ya vale u$s66 en los mercados internacionales. Hace un mes, el barril Brent costaba u$s55, una dinámica que impacta de lleno en los balances de las empresas.

A su vez, ese incremento en dólares significa un mayor esfuerzo en pesos ya que la moneda local se deprecia a diario contra la moneda estadounidense.

Desde que arrancó el año, el precio de la nafta súper se encareció 11,1%, pero las compañías alegan que ese ajuste se debió a las actualizaciones impositivas y a los cambios en el valor de los biocombustibles. Pero no implicó ningún cambio en sus balances. Es decir, que no les mejoró la rentabilidad.

La constante corrección de los precios en los surtidores le pone una evidente presión a la dinámica inflacionaria, lo que significa un verdadero dolor de cabeza para Martín Guzmán, que planteó una inflación del 29% para este año. La mayoría de las consultoras económicas contradicen estas estimaciones, y ubican las proyecciones anuales en torno del 50%.

La suba de los combustibles empeora, a su vez, los costos de las empresas. Una parte de ellas pueden trasladar ese ajuste a los precios de sus productos, pero otras no pueden: sobre todo las que sufren regulaciones, como las alimenticias.

El consumo de naftas se encuentra 12,7% por debajo de los niveles prepandemia, mientras que el de gasoil -vinculado a la actividad agropecuaria y al transporte- un 9,7%.

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