Se recolectaron valiosos indicios que serán analizados. Hay rastros en el crimen de Barrientos. Imágenes de cámaras y análisis de celulares serán claves
El crimen ejecutado a Gustavo «Petaco» Barrientos, ocurrido el sábado a la tarde en Colonia Ensayo, abrió una intensa investigación policial y judicial que está derivando en la recolección de importantes indicios y pruebas que pueden llegar a ser determinantes para tratar de apuntalar las sospechas sobre los autores materiales y de allí descubrir al o a los autores intelectuales. El crimen de Barrientos está atravesando horas decisivas que serán claves por el aporte de la policía científica, Inteligencia Criminal y de Investigaciones.
Barrientos fue asesinado de varios balazos en el interior de su casa, en el barrio Los Cardales, de Colonia Ensayo en el departamento Diamante.
El fiscal Gilberto Robledo se encuentra al frente de la investigación y cuenta con el aporte de toda la Policía de Entre Ríos. De esa manera, hay un trabajo coordinado y conjunto de todas las áreas de la fuerza de seguridad provincial. Peritos especializados, investigadores y altos oficiales de la Dirección de Investigaciones, División Homicidios; Dirección de Criminalística; de Inteligencia Criminal, Dirección de Operaciones, Dirección de Toxicología y de Prevención y Seguridad Vial, están recolectando datos y analizando todo tipo de material que se incorpora a la causa.
¿Exceso de confianza o impunidad?
Ya se sabe que los delincuentes que llegaron a la casa de Barrientos en Colonia Ensayo, llegaron en una camioneta Toyota carrozada con vidrios polarizados. Los posibles sicarios tenían la información «justa» que ese sábado a las 13,30 «Petaco» iba a gozar de una salida social familiar por más de dos horas. Es decir que tenían la «data» que por esas cuatro horas de permanencia (por estar en la parte final de la condena de 11 años por el crimen de dos personas), no contaría con la custodia exterior de personal de Servicio Penitenciario, que tras dejarlo a las 13,30 ingresó a la vivienda cubierta con cámaras de seguridad, a comer un asado que su esposa le preparó.
Los uniformados se retiraron y llegarían pasadas las 17,30 a buscarlo. Los asesinos llegaron pasadas las 15,30.
Con uniformes de fuerzas de seguridad, encapuchados y con movimientos operativos y tácticos -similares a los de los grupos especiales de las fuerzas de seguridad-, cubrieron la puerta de ingreso y el portón, y con una maza violentaron la vía de ingreso.
Rápidamente con gritos dominaron a la esposa y a Barrientos, que sorprendido poco pudo hace ante la presencia de cinco personas encapuchadas. Sacaron las armas y un hombre le apuntó y comenzó a dispararle hasta quitarle la vida.
Con los movimientos muy controlados, se subieron a la camioneta, y de los cinco que bajaron, posiblemente había tres más de custodia dentro del rodado.
Se sentaron en los tres asientos desplegados y el octavo que se incorpora por la puerta trasera, para luego escaparon con destino a la ruta 11.
Los Cardales, queda a poca distancia del INTA, y se sabe que la Toyota se dirigió directamente hacia la zona de Puerto Alvear, donde un hombre los esperó en una lancha, en la que escaparon los ocho participantes del operativo crimen de Barrientos.
Previo a esto, llamó la atención que se hayan descartado de los tres fusiles que tienen un costo millonario, como de la indumentaria y ropa utilizada para el homicidio.
Se dirá que fue para alivianar el viaje, y evitar ser vinculados con las armas, por si eran descubiertos por Prefectura u otra fuerza de seguridad.
Tal vez los sicarios, que pueden llegar a ser de Rosario o Santa Fe (según una de las hipótesis que cuentan los investigadores), están acostumbrados a que en esa provincia, puedan tener de ventaja la existencia de una pobre Policía científica, capaz de recolectar muy pocos elementos probatorios para la causa.
Supo UNO, que personal especializado de Criminalística logró levantar de las armas, ropa, pasamontañas y hasta chalecos antibalas, rastros e indicios que son «muy valiosos» para el análisis de datos, cotejo y comparación de información con registros a nivel nacional.
Si bien pudieron haber utilizado guantes para el crimen, se recolectaron rastros significativos de la camioneta abandonada, de los fusiles y las dos armas de puño encontradas en el campo, como también del resto de lo secuestrado.
La orden de la Justicia y los jefes policiales, fue buscar todo lo que sea de interés: desde pelos, huellas dactilares, tierra, material genético, ADN y restos para analizar en los laboratorios de la Dirección de Criminalística, que cuenta con equipamiento muy sofisticado a nivel nacional. En definitiva, se hizo saber: se recolectó «mucho material y muy abundante».
Se mencionó que en Rosario y Santa Fe, es tan grande la falencia investigativa, que una área neurálgica de la fuerza de seguridad, debió ser intervenida, ya que un familiar directo de un alto funcionario se encargaba de vender las armas secuestradas en el circuito delictivo.
No se descartaría que los sicarios podrían entender que el nivel de Criminalística en Entre Ríos, es muy precario, al existente en Santa Fe y Rosario.
Camioneta robada
En esa línea, se supo que la Toyota había sido robada tiempo atrás en la ciudad de Rosario y que la chapa-patente colocada, correspondía a una VW Suran de la ciudad de Santa Fe.
Con las cámaras de seguridad obtenidas de las viviendas de Colonia Ensayo, de los puestos camineros de Diamante, Victoria y Paraná, se trata de establecer cuándo llegó a Entre Ríos el rodado utilizado.
Además, hay testigos que dieron detalles del «trabajo» operativo de los sicarios, no solo en Los Cardales, sino también en la huida hacia el río Paraná.
Balacera letal
Se informó que del trabajo realizado por los médicos forenses de la Morgue de Oro Verde, se estableció que al menos cuatro disparos de un arma 9 mm, ingresaron al cuerpo de Barrientos. Tres a la zona craneal y uno en el brazo.
Si bien en la causa se secuestró una 9 mm y una bersa 40., además de tres fusiles, se cree que el arma utilizada, podría haber sido descartada en el río Paraná. Igual, se esperan los cotejos de Criminalística para confirmar si los plomos encontrados en el cuerpo, pertenecen a la 9 mm incautada.
Por otra parte, se confirmó que los tres chalecos localizados en la zona de Puerto Alvear, pertenecen a la Policía de la Provincia de Santa Fe.
En tanto, la 9 mm y la Bersa 40, cuentan con la numeración limada.
Autores intelectuales
Para la fiscalía, como para los investigadores es claro que alguien buscó la mano de obra para asesinar a Barrientos en Santa Fe o Rosario. Pero a la hora de analizar quién fue el que pagó esta operación y el motivo, se abren hasta la jornada de este lunes 20 de febrero, tres hipótesis:
– La primera, que sospecha de un preso condenado en Paraná, y que tuvo relación directa con la banda los Monos en Rosario, donde cometió varios delitos graves, y por los cuáles se encuentra purgando una pena en la UP 1. En esa idea, se entiende que la pelea por el control de territorio y mejicaneadas realizadas por las dos bandas narcos que controlarían Barrientos y este preso, llevó a que se decidiera asesinar a Petaco. El análisis de los teléfonos incautados, será vital para apuntalar esta línea de investigación. En esta pesquisa, se relacionaría tambien, el triple crimen ocurrido en noviembre de 2020 la capital entrerriana, en la zona del club Instituto.
– La segunda hipótesis, apunta a un referente de la banda fuerte de Patronato. Un hombre que fue de confianza de Barrientos, y que al quedar preso, «se le quedó» con todo el negocio de la hinchada del club de Paraná, como la venta de estupefacientes. Incluso se mencionó con una familiar directa de ese examigo de Petaco, hace un tiempo atrás habría estado consultando por la contratación de mano de obra para aniquilar a una persona. Se dice que hay un audio que afirmaría estas sospechas.
– La tercer hipótesis, se referencia a la relación de otro enemigo de Barrientos, que vive en la zona del barrio Lomas del Mirador. Esta idea, es que le menos sustento se cuenta, porque la persona que habría tenido problemas con Petaco, no contaría con todo el poder económico para desplegar un operativo como el que se montó para lograr asesinarlo.
En definitiva, Barrientos tenía varios enemigos, y algunos le temían si lograba la libertad plena.
La Justicia tendrá que definir si todo lo ocurrido con este crimen, está detrás de todo esto el enfrentamiento de bandas narcos con el apoyo de sicarios de Rosario y Santa Fe. (UNO)