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Gendarmería allanó un hangar en General Campos y halló la avioneta que había transportado más de 400 kilos de cocaína, desde Paraguay a una zona de Uruguay. La aeronave era del dueño de un local de caza y pesca en Concordia

El Juzgado Federal de Primera Instancia Nº 1 de Concepción del Uruguay procesó a tres personas por considerarlas coautoras del delito de “Organización y financiamiento del tráfico y contrabando de sustancias estupefacientes, agravado por la intervención organizada de tres o más personas”.

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Las tres personas están acusadas de integrar una organización criminal transnacional dedicada al tráfico ilícito de sustancias estupefacientes -especialmente por vía aérea- desde Perú, con escalas en Bolivia y Paraguay, hasta la vecina República Oriental del Uruguay.

De acuerdo con la pesquisa, los organizadores y financistas operaban desde Argentina, donde planificaban y financiaban el transporte de estupefacientes a través de vuelos sobre territorio nacional y de los países limítrofes.

La decisión del juez Pablo Seró fue dictada el 13 de noviembre pasado en línea con la imputación formulada por la titular de la Fiscalía Federal de “La histórica”, Josefina Minatta, y de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), a cargo de Diego Iglesias.

Además, se dispuso el embargo en un millón de pesos para cada uno de los procesados en esta causa.

Investigación del caso

La investigación se inició por un pedido de colaboración por parte de autoridades uruguayas a la PROCUNAR, a raíz de la detección por radares de avionetas que no estaban autorizadas a volar sobre su espacio aéreo y que descargaban cocaína y pasta base.

Como consecuencia, la Procuraduría especializada dispuso que Gendarmería realizara trabajos de campo, mediante los cuales se logró individualizar una avioneta, que se encontraba en un campo ubicado en Entre Ríos, y se logró también la individualización de las personas que ahora se encuentran procesadas.

La trama en Entre Ríos

Se detectó que la aeronave de la matrícula entregada es de la marca Cessna, modelo P120N y fue transferida el 6 de octubre del año 2020 a nombre de un hombre argentino de 49 años, dueño de un local de caza y pesca en Concordia, con un domicilio registrado en la Ruta Provincial 22 en General Campos, dedicado también en los papeles al alquiler de maquinaria, que cobra una Asignación Universal de acuerdo a datos del ANSES, con varios miles de pesos en cheques rechazados por falta de fondos. El hombre parece un viajero: sus datos de Migraciones, registra 9 entradas a la Brasil, 12 a Paraguay y 98 a Uruguay, la mayoría en cuatro autos distintos.

La avioneta, se detectó, había sido ofrecida en Facebook por un comerciante a 209 mil dólares, sin comisión. Sin embargo, el valor de venta declarado a la AFIP por el hombre de Concordia fue de dos millones de pesos: el total, a cambio libre, hubiese llegado a más de 17 millones.

En el domicilio de General Campos, también, está radicada una SRL dedicada, en teoría, a la fumigación aérea. Allí fue donde ingresó Gendarmería a allanar, con un hangar pintado de verde y una pista blanda de aterrizaje de 700 metros. En este lugar, una vigilancia encubierta detectó la aeronave Cessna reportada por Uruguay, así como una Beechcraft Baron bimotor estacionada en el lugar.

También, se detectó el último viaje a Uruguay del hombre del hangar, ocurrido a mediados de enero con otros dos argentinos, también sospechosos en la causa. Se observó en una segunda vigilancia una tercera aeronave en la pista del hangar de General Campos, blanca y con bandas azules, con un supuesto ingreso ilegal. Está ligada, de acuerdo a seguimientos de redes sociales a un hombre de Canelones. Otro de los sospechosos ligados al hombre del hangar, compañero de sus viejas a Uruguay, trabaja como instructor de vuelo en una escuela bonaerense.

La avioneta Beechcraft fue encontrada en el allanamiento de Gendarmería, pero no la Cessna. La Beechcraft, sin embargo, es un cabo suelto: según información de la Fuerza Aérea Uruguaya, no posee registros migratorios hacia nuestro país en el último tiempo, lo que hace suponer que entró de forma ilegal a la Argentina. Poco después, Uruguay remitió fotos aéreas que mostraban que la Beechcraft blanca y azul también realizó las bajadas de droga en Artigas.

Así, fue incautada: el hombre del hangar se encuentra imputado junto al instructor de vuelo y otros cuatro cómplices.

Hoja de ruta

Según la investigación, el grupo criminal concretó su actividad ilícita a través del transporte de 409,250 kilogramos de cocaína base -acondicionados en 11 bolsos con 400 ladrillos- a bordo de la aeronave marca Pipper Beech Aircraft, modelo B 58 “Baron” (matrícula CX-BRI), el 26 de septiembre de 2021.

La operación se había iniciado cuatro días antes, el 22 de septiembre, cuando la aeronave partió desde Concordia y, previo a llegar a Perú -donde se cargaron las sustancias ilícitas-, realizó escalas en Paraguay y Bolivia. El 26 de septiembre comenzó el retorno desde Perú y, alrededor de las 16.30, descargó la droga en un predio rural situado en el departamento de Artigas, en Uruguay. Luego de la descarga, la aeronave regresó a la Argentina.

Este hecho, fue corroborado por las autoridades uruguayas y, según señaló el juez Seró, “no debe ser analizado de manera aislada”, dado que consideró que fue llevado a cabo en el “contexto de una estructura ilícita organizada y estable que los imputados diseñaron para llevar a cabo la logística del transporte de drogas entre distintos países y que operó desde una base principal en Argentina”.

Para dar curso a estas las actividades, los imputados también habrían utilizado la avioneta LV-IVM, la cual fue detectada en territorio uruguayo el 20 de abril 2021, en una pista clandestina ubicada en un campo de la localidad de Perseverano. La aeronave habría sido adquirida en octubre de 2020 por uno de los imputados, que también era el titular de la que lleva la matrícula CX-BRI.

Distribución de tareas

Según la imputación, cada uno de los procesados ocupó un rol específico dentro de este grupo criminal.

Dos de ellos actuaron como organizadores y financistas, ya que ambos habrían dado órdenes que se ejecutaron a través de terceras personas. También determinaron la ruta y la oportunidad en la que se realizó la maniobra y contrataron y entrenaron a la persona que piloteó la aeronave que transportó la droga. A su vez, controlaron el progreso de la entrega de los estupefacientes en el lugar pautado.

Finalmente, financiaron la maniobra mediante el aporte del capital y los recursos necesarios para concretarla, junto con el tercer imputado.

De esta manera, el grupo criminal se aseguró la logística para ejecutar el transporte internacional: una pista para el despegue y aterrizaje, aeronaves preparadas, repuestos para mantener las avionetas en funcionamiento, un piloto entrenado, elementos de comunicación y de navegación, un punto para la entrega de la droga en Uruguay y un equipo de “rescate” de la droga en ese país, publicó Uno. (APFDigital)

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