Las altas temperaturas y la falta de lluvias cambiaron las expectativas en el sector agropecuario. Podría haber pérdidas de rindes de hasta un 30% en los lotes de soja de la principal región agrícola. Es el cultivo más perjudicado.
Lo que parecía ser una película romántica con final feliz, en los últimos días alteró el guión y se transformó en una historia de suspenso con final abierto. Así podría definirse el cambio de expectativas que se generó en el sector agrícola por la sequía y la ola de calor, que afectaron a los cultivos en los últimos días.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) pronosticó días atrás un escenario donde se preveía alcanzar una cosecha total de 136,4 millones de toneladas, la segunda mayor de la historia, que traería aparejada una mayor liquidación de divisas.
La entidad porteña además proyectó que las exportaciones del sector crecerían en US$11.112 millones en comparación con la campaña anterior. No obstante, los ingresos por exportaciones serían inferiores a los de la campaña 2021/22 por un total de US$9.462 millones.
Respecto a la recaudación fiscal, estimaron US$13.200 millones, lo que representa un incremento de 42% desde la campaña previa. De esta manera, el Producto Bruto Agroindustrial alcanzaría los US$33.129 millones, expresando una mejora equivalente a 1,3 puntos del Producto Bruto Interno (PBI).
En tanto, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) había pronosticado una producción récord de maíz de 59 millones de toneladas de soja y un rendimiento histórico de ese cultivo en la región núcleo, con una cosecha 5 veces superior a la del año pasado, que llegaría a las 20,2 millones de toneladas.
Pero el impacto climático de los últimos días pone en duda esos números y pone en jaque a la acumulación de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que comenzaron a recomponerse desde que Javier Milei asumió la presidencia e instrumentó una fuerte devaluación sobre el tipo de cambio oficial.
Las divisas que pueda liquidar el agro son fundamentales para que esa dinámica positiva siga adelante. De hecho, un informe de la Fundación Agropecuaria Para el Desarrollo de la Argentina (FADA) reveló que, de los 11 rubros exportadores, solamente 3 ingresan más dólares de los que consumen: transporte, minería y las cadenas agroindustriales.
Sin embargo, el campo genera 14 veces lo que producen los rubros de transporte y minería juntos. “Esto quiere decir que los dólares que entran de las cadenas agroindustriales nos permiten comprar computadoras, celulares, ropa, muebles, combustibles, juguetes, entre otros. Además, menos exportaciones es igual a menos trabajo y menos oportunidades”, explicó Nicolle Pisani Claro, economista de FADA.
Consultado por TN, el jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, Cristian Russo, afirmó: “En el caso del maíz, por el área sembrada, se lograría una producción récord con solo alcanzar un rinde normal. El de primera ya se hizo en parte y el tema más complicado está en los tardíos de la provincia de Córdoba. Pero la mayor preocupación hoy no pasa por este cereal, sino por la soja, que pasa por un momento más crítico de crecimiento y es el cultivo que más divisas aporta al país”.
“Se está desplomando la condición de la oleaginosa. Hace dos semanas, estábamos hablando de que un 90% estaba de muy buena a excelente en la región núcleo. Pero la semana pasada bajamos un 25% esa categoría y subimos un 10% los lotes regulares y malos”, describió.
A su vez, alertó que esta semana la situación se agravó en la principal área agrícola. “En el informe que estamos elaborando ahora y saldrá publicado este próximo jueves, estamos viendo que se están perdiendo lotes de soja de segunda”.
Esto se debe, según explicó, a que la oleaginosa que fue sembrada sobre otros cultivos, como el trigo, tiene una menor reserva de agua en el suelo. “En esos casos, están muy complicados los lotes”, advirtió.
Por otro lado, durante esta semana observaron que la mitad de la soja de primera se encuentra en estado regular, cuando hace 15 días estaba un 100% en condición excelente. “En este contexto, se empieza a hablar de pérdidas de un 10% al 30% del rinde”, alertó.
Se necesitan lluvias de manera urgente
Más allá de que en algunas localidades bonaerenses, como Bolívar y Trenque Lauquen, hubo buenas lluvias que le pusieron un alivio a la situación entre este lunes y martes, Russo afirmó que en la zona núcleo hubo apenas unos milímetros dispersos.
En ese sentido, comentó que es muy difícil evaluar el daño que provocarán las altas temperaturas de los últimos días, ya que eso dependerá de cuando vuelvan las precipitaciones y cuántos milímetros dejen en la superficie. “La ola de calor se interrumpió el domingo. Después siguieron subiendo las temperaturas. Así va a seguir el panorama hasta el jueves, previo a la tormenta”.
Como dato positivo, contó que el centro de alta presión se movió y ahora hay condiciones para que ingrese una buena humedad en la región central. “En función del acopio de humedad que estos días den las lluvias y en función de la cantidad de agua, habrá que evaluar todo esto. Podría haber eventos muy interesantes en Buenos Aires, sur de Santa Fe y sur de Córdoba entre el próximo jueves y viernes. Pero hoy la cosecha récord está en suspenso y hay un final abierto para esto que había empezado muy bien, pero se complicó muy rápido”.
A su vez, preocupan las secuelas que en la superficie dejaron los 3 años de intensa sequía. “Nos da miedo que el agua nunca se recuperó en los niveles subterráneos. Este dato es importante, porque esa agua de las napas, que tenés después del primer metro, funciona como un amortiguador cuando tenés varios días de calor. Pero más allá de que hubo una buena recuperación de lluvias en los últimos meses, veníamos de un déficit de 1000 milímetros”, relató.
No obstante, Russo pormenorizó que en la primera quincena de enero la situación fue muy heterogénea en la zona núcleo. “Tuvimos lugares donde en la mitad llovió menos de 80 milímetros y en el resto llovió de 80 a 150. Estábamos muy contentos porque habíamos tenido las lluvias de todo el mes en 15 días. Pero después eso se cortó y cambió todo”.
Sobre eso, detalló que los últimos 10 días de calor se llevaron el equivalente a unos 80 milímetros. “A su vez, hubo lugares que estaban con mejores reservas hídricas donde también se produjo une estrés térmico, porque agarró a la soja en un momento muy sensible, por eso estamos todos muy nerviosos”, concluyó.