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En lo que va del gobierno de Javier Milei, el productor resignó seis puntos de su renta, al dejarle al Estado (94% nacional, 5% provincial y el resto municipal) el 65% de lo que percibe.

 

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Así lo refleja el índice de los impuestos elaborado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada), que estimó que es resultado es producto de la suba de costos y la caída de precios.

Nicolle Pisani Claro, economista jefa de Fada, explicó por qué subió el índice. Puso de relieve, -según consigna Agro Clave-, que el aumento de la presión tributaria sobre la renta agrícola surge de restarle los costos de producir al valor de la producción realizada.

“Si cae el precio o suben los costos, la renta se achica pero el tema es que los impuestos no se reducen en la misma proporción que la renta; es más, casi o lo hacen”, señaló. Y agregó: “Es por esto que cuando el valor cae o los costos suben, la participación de los impuestos sobre la renta aumenta”.

La mayor declinación de los precios se presenta en trigo, cultivo en el que se registró también la mayor participación del Estado en la renta en marzo 2024.

En este contexto y frente a la próxima campaña fina, los números comienzan a ajustar, considerando que esta caída de precios viene acompañada de incrementos en los insumos y servicios.

La economista de Fada Natalia Ariño recordó que de los impuestos nacionales, el 67% no se coparticipa. Es decir que no vuelven a las regiones que lo produjeron. “La mayor parte de lo recaudado no se reparte a las provincias, en una actividad que por definición es federal y está arraigada a las distintas regiones del país”, dijio.

Pisani Claro desglosó que la participación estatal en la renta varía según el distrito. Córdoba registra un 64,9%, Buenos Aires 61,9%, Santa Fe 61,1%, La Pampa 62,9%, Entre Ríos 65,4% y San Luis 59,9%. “Para medirlo, se conjugan los rindes, los impuestos provinciales y locales, y los fletes, que generan efectos diferenciados sobre cada uno de los cultivos. Así como la proporción de cada cultivo en el área sembrada de cada provincia”, añadió.

En el caso del inmobiliario rural, señalaron, se aplicaron aumentos, dependiendo de la provincia, desde el 180% hasta 250%. El costo de los insumos recargó asimismo la contabilidad de los productores.

Los fletes se incrementaron 42% en pesos, frente a diciembre 2023. La labor de siembra 59% y la cosecha 132%. Respecto de marzo 2023, se ven aumentos en fletes del 206% y de labores entre 170% y 260%”, agregó Ariño.

Según la moneda en que esté expresada, la estructura de costos de los cultivos muestra que un 49% de una hectárea de soja está estrictamente dolarizada mientras que el restante 51% está pesificada. Incluyendo el costo de la tierra dentro del esquema, el dolarizado en una hectárea de soja pasa a representar el 62%.

Al tener los fertilizantes y semillas del maíz mayor peso que en la soja, los costos dolarizados ascienden al 53% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 47%. Si se considera el costo de la tierra, el peso de los costos dolarizados asciende al 60%.

En estos últimos meses los componentes en pesos y en dólares se repartieron de manera similar a la de la anterior medición. En diciembre, el componente en pesos había caído luego de la devaluación, lo que se refleja actualmente en un encarecimiento en dólares de los fletes y labores, tomando como base inicios de 2024.

La participación del Estado en soja ocupa el 68,4%, en maíz 57,3%, en trigo 83,9% y en girasol 54,1%. La caída de precios, a pesar de los mayores niveles de producción tras la recuperación de la sequía, reduce el valor bruto de la producción.

El sector agropecuario comienza a sentir efectos negativos del nuevo modelo económico. De hecho, la mesa de enlace agropecuaria emitió un documento con reclamos al gobierno nacional. Entre otras cosas, pidió una baja de retenciones, al menos para las economías regionales.

Al respecto, un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) señaló que las exportaciones de economías regionales tuvieron en febrero una caída de más de 10 puntos en cuanto a volumen. La caída del 10,5 % en toneladas estuvo acompañada por una disminución del 9,8 % en dólares. La baja interanual fue de 705 mil toneladas en el volumen comercializado.

El informe explicó que esta caída se generó por los “eventos climáticos adversos” que hicieron disminuir en forma considerable los volúmenes de producción y por ende las toneladas exportadas. “Los alimentos en general están reacomodando sus precios, en línea con la baja en los mercados internacionales”, señaló la entidad comercial.

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