Además de pérdidas por la ola de calor, advierten la pérdida de rentabilidad: en la costa del Paraná los frigoríficos les pagan entre 20 y 23 pesos por unidad.
Aunque la lluvia trajo algo de alivio a la región, durante las semanas anteriores las temperaturas llegaron a superar los 40° y las consecuencias de la ola de calor en el sector productivo entrerriano se siguen sintiendo.
Uno de los escenarios más difíciles lo sufrieron los criadores de pollos, que advierten que para apaciguar las sofocantes temperatura de los galpones necesitan contar con tecnología adecuada, pero la fuerte pérdida de rentabilidad que el sector padece desde hace varios años les impide invertir. En este contexto, no pudieron evitar que se registrara una mortandad de pollos durante este mes.
Así lo confirmó a UNO Ricardo Unrrein, presidente de la Cámara Argentina de Productores Integrados de Pollos (Capip), quien señaló: “A la gente que no tiene las instalaciones en condiciones, la ola de calor la ha afectado bastante”.
En este marco, manifestó: “Hubo mortandad en este tiempo porque los calores fueron muy extremos, pero la ventaja que había antes de esta semana es que había poca humedad. Entonces hay posibilidades de bajarle la temperatura al pollo. Pero cuando hay mucha humedad ambiente, eso se vuelve un efecto contrario y produce mortandad. Al menos hasta el jueves, que está anunciado que puede bajar la temperatura, esto va a seguir”.
Según comentó, ante estas situaciones los galpones deben contar con la cantidad adecuada de extractores, los riegos limpios y el espacio suficiente en cada galpón. También existe tecnología más moderna que puede ayudar a aplacar los efectos del calor dentro de las estructuras en las que permanecen los animales que el productor integrado de pollos recibe en el día de su nacimiento y dentro de sus instalaciones los cría durante unos 48 días, para obtener un ejemplar de unos tres kilos.
En este proceso, quienes se dedican a esta actividad reciben del frigorífico los pollitos BB, el alimento para el engorde y algunos insumos. Pero a otros los tienen que garantizar ellos, al igual que a la estructura, al trabajo y a la energía eléctrica.
“La desinversión en nuestro sector, que es muy grande en este sentido, es por culpa de los bajos precios que se están cobrando. Cuando hacemos un reclamo por este tema, lo planteamos. Hoy ya han aparecido tecnologías nuevas y el productor no las ha podido incorporar porque no es rentable”, dijo, y explicó: “Nos pagan por unidad y lo que es en la costa del Paraná estamos cobrando entre 20 y 23 pesos; en la costa del Uruguay, entre los 17 y los 19 pesos; y en la provincia de Buenos Aires entre 27 y 30 pesos, pero no nos olvidemos que allá los criadores deben pagar lo que es el consumo de gas, que eso en el promedio anual ronda los 6 pesos por animal.
Si se saca la cuenta, cobramos algo similar entonces, con esa diferencia de rango que hay entre ambas costas entrerrianas”.
“Hoy estamos en un desfazaje del 50%. Tendríamos que estar cobrando, para que sea rentable la actividad, entre 40 y 43 pesos por unidad. Es una diferencia que se va agrandando cada vez más. Ahora aumenta la energía y tenemos que esperar que el dólar se estabilice para sentarnos a sacar cuentas, porque ya directamente la mayoría de los proveedores de insumos y de materiales avícolas están cortando las ventas, porque no saben tampoco a que precio van a poder traer sus productos: no nos olvidemos que todo es importado”, aseguró Unrrein.
A nivel país se estima que son alrededor de 4.200 las granjas que estaban en funcionamiento hasta hace tiempo, de las cuales 2.200 pertenecían a Entre Ríos. No obstante, el dirigente afirmó que ante este panorama muchas granjas cerraron: “Este fin de semana estuve recorriendo un poco la costa del Uruguay y de 2.200 granjas que había en la provincia, quedaran unas 2000. Estimamos que un 10% cerró”, refirió.
Y si bien reconoció que desde los frigoríficos vienen reconociéndoles ajustes a los productores integrados, los porcentajes en los aumentos que se vienen dando son de entre un 5% y un 10%. En este sentido, aseveró: “Siguen siendo insuficientes. No alcanzamos a cubrir las expectativas para decir que la actividad es rentable y que uno se puede embarcar en hacer una inversión de 5 o 6 millones de pesos, que es lo mínimo que hoy deberíamos estar destinando para renovar algo de extractores, algo del riego, soñar con algún panel evaporativo para que mejore el galpón en verano. No tenemos ese incentivo de parte de los frigoríficos para que uno pueda hacer una reinversión en su granja, porque ahora no es rentable lo que se nos está pagando”. Desinversión Sobre las medidas que pudieron tomar en el sector ante la ola de calor extremo que se registró en la zona, Unrrein indicó: “La mejor opción que está funcionando ahora es el sistema túnel que se le dice, que son los extractores que se colocan en el extremo del galpón, en el otro extremo queda abierto, se cierran las cortinas y en el interior hay aspersores de riego con una bomba, que funcionan algunos por computadora, otros son más manuales. Y después ya viene otros sistema, un poco más sofisticado, que va en la punta del galpón, donde se colocan paneles evaporativos. Son como un panel de abejas de un cartón especial, por el que circula agua; entonces el aire que ingresa al galpón pasa por esa cortina de agua y ya se va enfriando”.
“Habiendo buenas instalaciones, la alta temperatura dentro del galpón se va, Pero es muy caro, lo tienen muy pocas granjas, no llegan al 1% en la provincia, cuando esa es la inversión que deberíamos tener prácticamente todos los integrados, pero nadie lo coloca porque nuestra actividad no es rentable para hacerla”, agregó.
En su caso, hace 25 años se dedica a esta labor, y comentó que no logran un mejor acuerdo con los frigoríficos porque hoy hay una sobreoferta de galpones: “La plaza esta abastecida, los frigoríficos no tienen problemas en los metros cuadrados de los galpones para alojar los pollos, y ahí reside el mayor drama. Los referentes de la industria frigorífica no necesitan hoy más galpones y por eso no ofrecen un mejor precio a los criadores integrados. A esa diferencia se la están quedando ellos”, analizó.
“Hubo un crecimiento en la producción en los años 1997 y 1998, cuando empezaron a exportar más y necesitaban más galpones. Entonces empezaron a pagar mas y ahí es cuando todos agregamos entre uno o dos galpones cada productor integrado. Además, hubo líneas de crédito muy buenas”, concluyó el dirigente.