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La demanda mundial por alimentos genera una importante presión sobre los recursos naturales utilizados en su producción. En este sentido, el suelo es un reservorio de nutrientes y sumidero de carbono.

 

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Alejandro Costantini, director del Instituto de Suelos del INTA, expresó que “en los años ‘80, al igual que ahora, nadie dudaba de la importancia de tener un buen contenido de carbono orgánico en el suelo, lo que es sinónimo de buen contenido de materia orgánica, por ser este material un importante agente para que el suelo tenga favorables propiedades físicas (estructura, porosidad, densidad, etc.), químicas y biológicas. Sin embargo, poca atención se prestaba aún a la posible mitigación que el carbono secuestrado en el suelo podía ejercer sobre los efectos perjudiciales de las emisiones de los principales gases de efecto invernadero del sector agropecuario, principalmente metano y óxido nitroso”.

La preocupación por el cambio climático y sus consecuencias económicas, productivas, sociales y ambientales llevaron a una percepción del suelo en general y del carbono orgánico almacenado en particular, mucho más amplia que aquella de hace 30 o 40 años. “Recarbonizar los suelos agrícolas nos proporciona grandes ventajas, tanto en lo que concierne a las propiedades edáficas como por los beneficios ambientales que conlleva” destacó el profesional.

En esta línea, Marcelo Beltrán, investigador del Instituto de Suelos, indicó que “el objetivo principal de recarbonizar los suelos reside en incrementar el nivel de carbono mediante un cambio de manejo que permita un mayor secuestro… Falta mayor volumen de muestreos de suelo para generar mapas con mayor información, abarcar zonas en donde no existen datos en la actualidad y generar modelos con mayor precisión en sus estimaciones”.

Por su parte, Costantini agregó que “el Instituto puede aportar datos de cómo puede impactar un manejo sobre el contenido de carbono en algún suelo o sistema en particular”. Además, “se está trabajando en el desarrollo de protocolos para la medición o estimación de los stocks de carbono de diferentes sistemas productivos, en el desarrollo de muestreos de campo para medir el carbono del suelo y en la generación de modelos de simulación de carbono”.

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