El cruce entre el balance hídrico y la demanda de lluvias para recomponer la humedad hasta niveles adecuados, define un escenario que no es posible satisfacer en el corto plazo. Y en la Bolsa de Cereales determinan que se trata de lluvias que van entre los 20 y los 40 milímetros.
Siguen con que, así y todo algunos sectores aun logran sostener niveles de humedad cercanos a los adecuados. La situación es más compleja a nivel superficial. En niveles más profundos el panorama no es tan exigido, pero todo depende del tipo de suelo de cada zona para tener disponibilidad plena de este acopio del otoño.
Las tareas vinculadas a las fertilizaciones tempranas son un ejemplo del impacto que genera la falta de humedad superficial. El inicio de agosto no tiene respuestas positivas para este tipo de problemática. Los modelos de pronóstico de mediano plazo, comienzan a perfilar un alivio en el desarrollo de esta quincena.
Teniendo en cuenta lo mencionado en cuanto que los enfriamientos rigurosos ya no logran persistencia, comienzan a notarse condiciones de circulación que sostendrán la llegada de aire más cálido y húmedo en los primeros días de agosto. Como vemos los cambios de circulación en la escala regional, son los únicos que permitirán salir de esta estrechez pluvial.
Los faltantes pluviales de la actualidad, no están relacionados con el eventual desarrollo del evento La Niña. A grandes rasgos podríamos decir que hemos salido de la parte más rigurosa del invierno. La posibilidad de que se registren situaciones con heladas intensas como en la primera parte de julio, prácticamente ya se ha descartado. Ya no se da tanta persistencia de masas de aire, se impone más bien una mezcla que deriva en algunos calentamientos inusuales y temporarios y del mismo modo aún pueden darse algunos enfriamientos.