La investigación se concretó en la Experimental Uruguay de INTA.
La afirmación llegó en respuesta a diversas consultas que desembocaron en la Fundación de Lucha Contra Fiebre Aftosa (Fucofa), la entidad de los productores que le pone el cuerpo también el combate contra garrapatas, a pesar de no poseer el poder de policía que radica en Senasa y el gobierno entrerriano.
Mangold especificó que la vulgarmente conocida como garrapata común de la vaca parasita a los bovinos, pero también se la puede encontrar accidentalmente en otros animales como ovejas, caballos, cabras, mulas o burros; incluso en ejemplares silvestres como virachos, zorros, pumas, pecaríes y ciervo de los pantanos o ciervos axis.
“Últimamente, se escucha de muchos productores y veterinarios que los ciervos son culpables por la diseminación que la garrapata que se expandió en Corrientes, -también hay focos en Entre Ríos-“, anticipó el experto y remató: “Nosotros no creemos en esto. Accidentalmente, insisto, se puede encontrar garrapata en un ciervo, pero sólo accidentalmente”.
Y para probarlo dio detalles del ensayo que al respecto se llevó a cabo en la Estación Experimental de INTA Concepción del Uruguay, con la participación de especialistas del INTA Rafaela, de la Facultad de Veterinaria de Esperanza y de la FUCOFA.
Precisó que “se hicieron parasitaciones experimentales de ciervos para ver si prosperaba la garrapata sobre ellos. Con alambre tejido romoboidal, se cercó una hectárea del INTA de campo natural, con una fracción de selva en galería y otra de campo sin cobertura arbórea, se colocaron ciervos que se fueron cambiando en la medida que se desarrollaba el trabajo, en total se utilizaron 15, y mes a mes se les sembraban 10.000 larvas de garrapata común y luego se revisaba periódicamente para ver si se habían desarrollado”.
El resultado, en sus palabras: “Solamente en dos casos se encontraron adultos en condiciones de poner huevos, de un total de 36 experimentos, y en otros casos se hallaron algunos en estado inmaduro”. Mangold dio por terminado el tema al subrayar que “si esas 10.000 larvas se ponen en un ternero Hereford se desarrollan 2000 garrapatas, y sin embargo, de las 10.000 colocadas sobre un ciervo se encontraron 20 y en dos casos. Eso significa que si bien, en algunos casos algunas garrapatas pueden prenderse y parasitar, es ínfima la cantidad y no explica la diseminación”.
Incluso, sembraron larvas en la pastura para ver si se subían a los ciervos y eso no paso, confió el especialista. Puso en valor que, además, al final del ensayo se sacaron los ciervos y se ingresaron tres vacas al predio, que se revisaron durante dos meses y no se encontraron garrapatas. “Eso significa que la población de garrapatas no se mantuvo”, sentenció.
Así las cosas, Mangold dijo que “debemos aclarar que en Corrientes y Entre Ríos hay ciervos y hay garrapatas; pero en Santa Fe y Córdoba también hay garrapata, pero no hay ciervos. Esto lleva a determinar que hay otros elementos que contribuyen a la diseminación de campo en campo y la única explicación es que la garrapata va en los bovinos y en los traslados de animales. Eso es lo que provoca la infestación”.
En consecuencia, “la garrapata se está expandiendo, pero no es culpa del ciervo, es culpa del hombre que mueve lo bovinos con garrapatas”.
En torno al plan sanitario de erradicación de garrapatas encarado desde la Fundación para la provincia de Entre Ríos, valoró que “se sigue trabajando bien para mantener a este flagelo bajo control que es tan perjudicial para la ganadería”. Y del escenario, puso en contexto que “estamos ahora en un tiempo donde el frio disminuye la población de garrapatas y la situación real se podrá apreciar en primavera y verano. Espero que los productores no bajen los brazos porque la garrapata genera muchas pérdidas al productor y enfermedades graves como la Tristeza en los bovinos. Estoy convencido de que es factible erradicar la garrapata y producir carne sin residuos, que es lo que requieren los mercados internacionales”.