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Información realizada por Fanny Maidana y Albelardo Del Prado

Dieciocho son las elecciones provinciales que ya tuvieron lugar en nuestro país, conforme se fueron sucediendo, el tema de cuánta gente fue a votar y las cifras de votos en blanco y nulos fue adquiriendo relevancia en la agenda pública. Aquí nos proponemos orientar a los ciudadanos y aclarar dudas respecto a qué es cada tipo de voto y qué efectos tienen sobre el conteo final.

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Comencemos por el principio. Existen cuatro tipos de voto: Los votos válidos (los que se subdividen en afirmativos y en blanco) Los votos nulos, Los votos recurridos ,Los votos impugnados.

Los primeros dos tienen que ver con la emisión del voto y la voluntad del elector, los segundos dos con consideraciones que puedan hacer las autoridades de mesa sobre los mismos.

Cuando el votante ingresa en la urna el sobre vacío, o con un papel de cualquier color sin inscripciones ni imágenes, ese voto es considerado como voto en blanco. El mismo puede ser en todas las categorías o en cualquiera de estas, por ejemplo, si se pone una boleta que no tiene precandidato a Presidente, entonces esa categoría estará en blanco .

El voto nulo puede realizarse de forma intencionada o accidental, y se logra cuando el elector introduce dentro del sobre cualquier objeto extraño que no sea una boleta, cuando se ponen boletas de distintas agrupaciones para un mismo cargo, o bien cuando se utilizan boletas no oficializadas. Asimismo, un voto impugnado es aquel que las autoridades de mesa consideran nulo por verificación de identidad, y el voto recurrido es aquel cuya validez fue cuestionada por alguno de los fiscales partidarios. En ambos casos, cuando las autoridades electorales realizan el escrutinio definitivo determinan cuál de ellos es válido y se los incorpora al partido que corresponda.

Ahora bien, explicados cada uno de los tipos de votos, es importante saber en qué se diferencian uno y otro a la hora del conteo de votos y el resultado de la elección, las dudas más reiteradas son: ¿Se los cuenta? ¿Se suman? ¿Es verdad que benefician a los precandidatos ganadores? Veamos. Todos los votos se contabilizan, clasifican en una u otra categoría y se comunican en los escrutinios.

Para entender el efecto de cada uno sobre el resultado, primero tenemos que entender cuál es el objetivo de las PASO. En esta elección se determina quiénes podrán acceder a competir en la elección general de octubre, y por tanto, quienes pasan de ser precandidatos a candidatos. Para ello, los precandidatos tienen que ganar su interna (si es que la tuvieran) y pasar el piso que determina la normativa electoral, que es del 1,5% en categorías nacionales (Ley N. N° 26.571) e igual o superior al 1% en categorías provinciales (Ley P. N° 10.357). En ambos casos, este piso electoral se calcula como porcentaje de todos los votos válidos emitidos, es decir, que incluye a los votos afirmativos y en blanco. Los votos nulos, en cambio, quedan excluidos de este universo. Entonces, quien decide anular su voto disminuye la cifra total de votos considerados para calcular el porcentaje.

Al reducir esta base, los porcentajes de todas las fuerzas políticas aumentan en proporción. Por lo tanto, emitir un voto nulo durante las elecciones primarias beneficia a los distintos partidos políticos al facilitar que alguno de sus precandidatos o listas cumpla el requisito del 1,5% o 1% necesario para acceder a la elección general. Esto se debe a que la presencia de numerosos votos nulos les otorga una mayor probabilidad de alcanzar dicho umbral.

Es un mito que el voto en blanco beneficia al ganador de la elección. Por el contrario, en comparación con el voto nulo y con la inasistencia, votar en blanco es la opción que más repercute en el resultado final, dado que disminuye el porcentaje alcanzado por todas las fuerzas políticas.

El ausentismo en 2023 El fenómeno del ausentismo y la caída de la participación es un tema que cobró especial relevancia durante este año electoral. Hay quienes sostienen que esto manifiesta el resurgimiento del “voto bronca” que definió la elección legislativa de 2001 y la presidencial de 2003.

No obstante, para desarmar estos argumentos basta con remitirse a los resultados electorales del presente año.

Como se señaló al inicio de esta nota, en lo que va de 2023, son dieciocho las provincias que ya han realizado elecciones, algunas con PASO y generales, otras solamente PASO o generales. Si las consideramos conjuntamente, es posible observar que el ausentismo promedio no alcanza el 4,2%.

Tal como se expone en la tabla, con las excepciones de Tucumán (donde la participación aumentó marginalmente) y Formosa (donde no hubo variación) existe una caída en el porcentaje de votantes que emitieron su sufragio si se compara con las elecciones de 2019, pero de ninguna manera es posible equiparar esta situación con la ocurrida en el contexto de la crisis de 2001 y las elecciones de 2003, cuando el rechazo se manifestó en niveles de voto blanco y nulo que oscilaron entre el 40 y 50%. (APFDigital)

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