La confección de rollos es una de las técnicas más adoptadas que permite trasladar los excedentes forrajeros desde los picos de exceso de producción del verano a los momentos de déficit conocido como “bache del invierno”. Si bien el heno es una alternativa viable, resulta clave asegurar su calidad. Para esto, un equipo de especialistas brindó pautas para realizar esta tarea de la manera más eficiente.
Para Marcelo Pamies -investigador del INTA-, “la henificación es un recurso forrajero alternativo de calidad y fácil suministro para alimentar a los animales durante el invierno”. Y, en esta línea, reconoció que “la implantación de pasturas y la conservación de forrajes son prácticas que vienen creciendo”.
De todos modos, recalcó la importancia de conservar la calidad del forraje henificado: “Hacer un rollo, fardo o un silo de mala calidad tiene el mismo costo que hacer uno bueno, por lo cual es muy importante enfocarse en conservar la calidad del material conservado”. Es que, según indicó, “un buen forraje conservado no solo es mejor alimento, sino que además permitirá lograr una mayor ganancia de peso de los animales”.
Para esto, consideró “ideal” conservarlos bajo techo, en lo posible. Pero, por tratarse de un recurso voluminoso, hay otras opciones como el tapado con plástico y colocar los rollos sobre algún material que actúe de plataforma y no permita el contacto con el suelo, para disminuir las pérdidas en el almacenamiento. Las pérdidas durante el almacenamiento pueden superar un 30 % del material, lo que equivale a perder un rollo de cada tres.
“La clave para obtener un heno de calidad es una rápida evaporación del agua del forraje cortado, confeccionarlos con la humedad por debajo del 20 % y el cuidado especial de las hojas en las diferentes etapas de confección que poseen entre el 60 y el 70 % de los nutrientes”, indicó Pamies. Además, aseguró que, para mantener la calidad, son muy importantes los pasos que conforman este proceso, como lo son el corte, rastrillado y enrollado.
Según explicó, el momento de corte debe estar equilibrado entre la calidad y el rendimiento, para lo cual es importante el seguimiento del lote a henificar para que no se pase. En la mayoría de los pastos tropicales este equilibrio se logra cuando se emite la hoja bandera, es decir antes de la floración.
Estrategia: ¿a quién alimentar?
La decisión de que categoría dentro del rodeos será destinataria de las reservas forrajeras debe responder a una estrategia del establecimiento.
En los planteos de cría, una categoría clave es la recría, vaquillas que se preparan para entrar en servicio. En ese caso, como explicó José Rosello “se han medido consumos de heno en vaquillas las cuales consumiendo un 3% de su peso vivo, es decir que una vaquilla de 200 kilos consumiría diariamente 6 de heno (rollo), como base de alimentación han logrado ganancias de peso de alrededor de 500 gramos diarios”.
La alimentación estratégica durante el invierno de esta categoría clave para el rodeo de cría, como son las vaquillas, permite asegurar y hasta adelantar el servicio a los dos años, marcando un impacto en los resultados productivos globales del sistema.