Una investigación de Gendarmería reveló que un narco paraguayo alojado en la Unidad Penal de Gualeguaychú dirigió la operación. Llevaban 7 kilos de cocaína.
Un celular en una cárcel puede llegar a ser una oficina perfecta para un narcotraficante. Como se ha visto en varias causas en Entre Ríos, se dirigen operaciones de transporte y distribución de drogas con órdenes precisas a los colaboradores que están libres. Esta vez, se descubrió en una investigación de Gendarmería Nacional que un interno de nacionalidad paraguaya alojado en la unidad penal de Gualeguaychú pergeñó la provisión de cocaína en el norte del país y su traslado hacia Buenos Aires, para su posterior exportación a Europa. La maniobra fue desbaratada, con dos detenidos y el secuestro de la droga.
Según se informó a UNO desde la fuerza federal, gendarmes de la Unidad de Reunión de Información llevaron adelante tareas de investigación que determinaron la existencia de una organización criminal que se dedicaba a la venta de estupefacientes y que realizaba envíos de cocaína oculta en piezas de maquinaria a países de Europa.
Fue en el marco de una causa judicial desarrollada por la Fiscalía de la Responsabilidad Penal Juvenil de Pilar y con intervención del juez de Garantías Nº 7 de San Isidro, que investigaba la utilización de menores de edad en la comercialización de drogas al menudeo. Esto permitió identificar al proveedor de las sustancias, un ciudadano de nacionalidad paraguaya que se encuentra actualmente detenido en la Unidad Penal Nº 2 de la ciudad de Gualeguaychú.
En la investigación, pudieron ir siguiendo los pasos de la droga que habían encargado a narcos del norte argentino y que era enviada por encomienda. El pesado paquete fue retirado en la sede de la empresa en Liniers por parte de la pareja y el sobrino del narco paraguayo. Para evitar un congestionamiento en la avenida Panamericana, decidieron seguir el vehículo en el cual transitaban y los interceptaron en el Peaje Ramal Pilar. Hicieron bajar del auto al hombre y a la mujer, que llevaban la encomienda que contenía una rueda de metal amarilla de gran peso.
Luego de observar rastros de material orgánico y diferencias de tonalidad de pintura al pasarlo por el escáner de AFIP- DGA de Campana, confirmaron que la pieza de máquina no correspondía con una original de la marca. Tenía hasta calcomanías falsas de la marca Caterpillar. Entonces, los gendarmes procedieron a abrirla con un torno y una amoladora. De este modo, hallaron 7,19 kilos de cocaína en su interior. Ambas personas que iban en el auto quedaron detenidas. Mientras tanto, el celular del recluso seguía interceptado y, cuando no se pudo comunicar más con sus parientes, llamó a otros para que descarten todos los elementos comprometedores de su vivienda. Igualmente los uniformados allanaron el domicilio de los investigados, donde decomisaron 15,5 kilos de marihuana y un kilo más de cocaína.
Según lo que surgió en la investigación por escuchas telefónicas y al constatar con otros datos relevados, la droga iba a ser enviada posteriormente hacia España o Bélgica, aseguraron desde la mencionada fuerza. El puerto de Amberes en Bélgica es el de principal ingreso de la droga que luego se distribuye en Europa. Allí se incautó, en febrero, parte el mayor cargamento de estupefacientes jamás detectado en el viejo continente: 16 de las 23 toneladas de cocaína que fueron enviadas desde Paraguay dentro de tachos de pintura, y que atravesaron toda la Hidrovía sin ser detectadas.
En cuanto a la identidad del paraguayo alojado en el penal de máxima seguridad Nº 2 del sur entrerriano, desde la fuerza decidieron no aportar la información “porque la investigación sigue en curso”.
Lo que sí se pudo constatar, es que se trata de un hombre que se encuentra a disposición de una causa por narcotráfico instruida en el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, también por narcotráfico.