Directivos del frigorífico Soychú pidieron confianza a obreros y descartaron mudar la empresa. Bordet busca involucrar al Presidente y ministros con asistencia.
Las consecuencias del incendio ocurrido el viernes en la planta principal del frigorífico Soychú de Gualeguay aún están lejos de dimensionarse. Como ocurre en las tragedias que marcan las vidas y las memorias de pueblos y ciudades, la comunidad de la localidad del sur entrerriano está aún transitando las primeras fases del impacto: shock, angustia y, especialmente, incertidumbre. ¿Qué va a pasar con la planta que quedó destruida casi en su totalidad? ¿Qué futuro tendrán los 1.200 empleados directos de la fábrica y los centenares de puestos de trabajo indirectos que dependen de su actividad? ¿Qué saldo económico y social dejarán las llamas que ardieron durante ocho horas en el establecimiento hasta que fueron sofocadas por 20 dotaciones y más de 80 bomberos de toda la provincia?
Por el momento sobran las preguntas, pero empezaron a aparecer algunas declaraciones que, sino certezas, buscan llevar algo de sosiego al pueblo gualeyo. Este domingo la dirección de la empresa propiedad de la familia Santángelo emitió un comunicado en el que se compromete a “refundar” la planta faenadora. “Desde frigorífico de aves Soychú agradecemos y valoramos la incansable e importante labor de Bomberos Voluntarios Gualeguay, y de todas las delegaciones de bomberos que estuvieron presentes, al personal de salud, Policía, Gendarmería, Enersa, al Sindicato de la carne, al personal del municipio, a los trabajadores de nuestra empresa y a todas aquellas personas que nos acompañaron, y nos acompañan en este difícil momento”, expresan.
Allí la conducción de la procesadora avícola más importante de la Argentina pide confianza a los actores productivos que la integran y rodean y transmite ciertas expectativas a futuro. En un parte de prensa expresan: “Desde la Dirección de la empresa queremos llegar por este medio a todos nuestros empleados, colaboradores, asistentes, contratistas, proveedores de insumos, de servicios, y clientes, para transmitirles que confíen plenamente».
De todas formas, los ejecutivos de Soychú advierten que la recuperación llevará tiempo y un proceso con situaciones aún imprevistas. “Somos conscientes de que se avecinan tiempos difíciles y por este motivo pedimos paciencia, tolerancia y comprensión de todos los actores sociales. Si algunas molestias pudiéramos ocasionarles, pedimos disculpas y esperamos sepan comprendernos. Saludamos a toda la sociedad de Gualeguay y valoramos el gesto solidario y el apoyo incondicional”, concluyen.
Golpe de impacto regional
La actividad de la empresa que se apresta a cumplir 50 años de producción en Gualeguay involucra diversas cadenas de la producción avícola y todo tipo de rubros relacionados, que la convierten en un engranaje fundamental para la vida económica de la ciudad y la región. La fábrica genera ingresos y puestos laborales indirectos en más de 500 granjas de cría de pollos (380 galpones en Entre Ríos y 200 en la provincia de Buenos Aires), camiones de transporte, los consiguientes talleres de repuestos y mecánica, pollerías de venta directa al público, y distintos comercios del mercado interno en general de la ciudad.
El incendio del viernes provocó pérdidas casi totales en su edificio más importante: el de faenado. Además, Soychú tiene en Gualeguay una planta de incubación de pollos y otra de producción de alimentos para estos y otros animales.
El establecimiento incluía todos los sectores específicos de faena: playa de recepción de pollos vivos, eviscerado, balanza, trozado, empaque, cámara de enfriado y despacho de pollos congelados, en camiones frigoríficos, o frescos, para la venta minorista.
La planta incendiada contenía también las áreas administrativa (Recursos Humanos; Calidad, Higiene y Seguridad; Ingeniería; Salud; y Comercial) y de Logística. Incluso, contaba con laboratorios donde se realizaban análisis bacteriológicos.
Una de las mayores preocupaciones que rodean a la tragedia del viernes es el destino de los pollos que se crían en las granjas para el faenado en el frigorífico, cuyo circuito “no puede parar”, según confiaron a UNO fuentes que conocen el ritmo cotidiano de producción. La empresa avícola tiene otra planta de faena en la localidad de Salto, Buenos Aires, donde los directivos estarían evaluando derivar al menos una parte de la provisión de animales vivos, pero la de Gualeguay es de mucha mayor envergadura y es la más importante del país. Entre sus destinos comerciales se cuentan mercados como Córdoba, Mar del Plata, Chaco, Tucumán y Buenos Aires, y exportaciones.
El incendio cortó abruptamente y en su totalidad su capacidad de procesamiento. Para dimensionar los efectos que puede acarrear el siniestro, se calcula que unos dos millones de pollos se ponen cada semana en incubación y a los 46 o 47 días se retiran de las granjas para faenar. El circuito pierde entre un siete y 10% de pollos por mortandad, pero la provisión diaria de animales al frigorífico es de una magnitud que si no se encuentran alternativas para procesarlos puede sufrir un impacto económico serio en la cadena avícola de la provincia y la región.