En tiempos de malas noticias, también buenas historias para contar y ejemplos a imitar.
En estos tiempos difíciles por el coronavirus, la solidaridad aflora en la sociedad de diferentes maneras. La Municipalidad de Diamante, a través de la Secretaría de Políticas Sociales, realizó una campaña para hacer barbijos y camisolines.
Muchas familias se sumaron y la producción avanzó. En la prevención general, es un elemento que vital.
Su secretaria, Norma Salcedo, indicó que se “coordinó la campaña para contar con estas herramientas fundamentales en tiempos de emergencia sanitaria. Nos encontramos con muchas familias que vieron la forma de canalizar sus ganas de colaborar, sabiendo que lo fundamental es quedarnos en casa. Desde allí se pusieron manos a la obra”, dijo.
Hay muchos vecinos comprometidos, que piensan en el prójimo y que han ofrecido sus conocimientos de modista o costurera, su tiempo y hasta sus recursos para ayudar. Así, los barbijos están a disposición de Policía de Entre Ríos, Prefectura, trabajadores de Salud, Municipales, entre otros.
Un ejemplo a imitar
La docente y deportista Nancy Soto, radicada en Diamante, viene cumpliendo el aislamiento social declarado por el Estado nacional por la pandemia del Coronavirus y se ha sumado a las propuestas solidarias que realizan diferentes personas, con compromiso y responsabilidad.
Empezó a confeccionar barbijos de tela y a través de las redes sociales dio a conocer la propuesta que tuvo una importante repercusión. “Soy hiperactiva, docente, profesora de Teatro, juego al tenis. Quedarme en mi casa me ponía mal, no sabía que inventar para buscarme ocupaciones. Tenía ganas de ayudar, veo lo que pasa, y algo quería hacer. Se me ocurrió hacer los primeros cinco barbijos y los ofrecí en Facebook para el que lo necesitara. La gente me empezó a escribir sin cesar, contando sus situaciones. El sábado pasó eso, el domingo empecé a revisar bolsas, con lo que tenía, para hacer rendir el material. Se hizo algo muy grande, muchos me escribían por privado para ayudar o darme materiales y eso simplificó las cosas”, comentó.
“Me han llamado de diferentes lugares de la zona, pero como no nos podemos trasladarlos, espero que más personas se pueden sumar y confeccionarlos en sus hogares. Hay otras personas que me ofrecieron material para que los pudiera hacer. Es una forma sencilla de colaborar en estos momentos y desde el lugar que cada uno puede”, agregó.
El de Nancy es un ejemplo más. Afortunadamente, se multiplican. Los brazos solidarios son cada vez más.