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Los hongos del género Fusarium y Phomopsis han generado un grave problema en semillas de soja, de cara a una siembra próxima a comenzar. Desde Rizobacter recomiendan controles integrales con terápicos que tengan multiplicidad de activos.

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La siembra de soja 2024/25 ya está en su cuenta regresiva, con los primeros lotes que comenzarán a implantarse el próximo mes, con un trasfondo preocupante: la cosecha 2023/24, si bien dejó mejores volúmenes que la anterior, también tuvo como saldo una muy mala calidad de las semillas.

Según resaltaron desde la firma Rizobacter, empresa con más de 47 años en el desarrollo de soluciones biológicas para el agro y líder mundial en inoculantes para soja, tanto las desfavorables condiciones climáticas del año pasado en precosecha, como las lluvias en exceso, afectaron la calidad de la semilla.

 

En concreto, el problema es en relación a los hongos del género Fusarium y Phomopsis. 

“Tan alta carga de patógenos fúngicos en semillas no se daba desde hace más de 20 años”, alertóJuan Catracchia, jefe de Tratamiento de Semillas de la empresa oriunda de Pergamino.

Semillas de soja: problemas de calidad

Como primer punto saliente, esta situación obliga a un aspecto crucial para los productores que guardaron sus propias semillas: deberán realizar análisis para conocer si las mismas están en condiciones óptimas para la siembra, con el objetivo de evitar pérdidas y mermas en el rendimiento.

Asimismo, resaltó la importancia de que el control sobre la semilla sea integral y abarcativo. “Nosotros tratamos de recomendar un producto equilibrado, con varios principios activos, que permita bajar no solo la carga patogénica de las semillas, sino también protegerla de aquellos hongos que se encuentran en el suelo durante la siembra”, explicó Catracchia.

Al respecto, desde la compañía señalaron que hay un “nivel de respuesta alto y rápido” al uso de curasemillas, especialmente aquellos que tienen activos que pertenecen a la familia de los bencimidazoles (por ejemplo, Tiabendazol). 

No obstante, advirtieron que muchos laboratorios recomiendan productos que tienen solo un principio activo y, por ende, una protección incompleta.

En Rizobacter destacan que su porfolio de tecnologías contempla formulaciones con multiplicidad de activos. Esta ventaja permite al productor lograr controles más estratégicos sobre las distintas realidades que atraviesa el cultivo en su primer estadio y alcanzar una protección fungicida alta.

“Hay que mirar la película, y no la foto”, concluyó el ejecutivo.

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