Gran nota del diario deportivo Olé, contando aspectos de la batalla más importante del DT que tuvo su último paso por la Asociación Deportiva y Cultural.
El multicampeón con River en el 86 le contó a Olé su milagrosa recuperación de esa cruel enfermedad, que lo tuvo casi todo 2019 en un hospital: “Dios no me abrió: me dijo que no era la hora y me devolvió. Estuve en las puertas del cielo…”.
¿Cómo estás de salud, Roque?
Muy pero muy bien. Estuve en las puertas del cielo. Dios no me abrió. Me dijo que no era la hora y me devolvió. La biopsia dio limpita. Me siento curado pero al no tener el alta es como que no terminó. Ahora estoy esperando que me autoricen a ir al hospital…
¿Cómo empezó este drama?
Tenía manchas en el estómago y el intestino y un tumor de dos centímetros en el colon. Después de la trombosis pulmonar, que fue gravísima y me agarró en mayo a cuatro días de operado, empecé a salir.
La trombosis fue el momento crítico.
Evolucionaba fantásticamente en sala intermedia y empecé a los gritos, es como si se te produjeran calambres, no podés aguantar el dolor. Entré a terapia a las diez de la noche y abrí los ojos un par de días después, todo entubado pero con vida. Antes de la operación el doctor les había dicho a mis hijos que rezaran para que estuviera con ellos al día siguiente. De ahí estuve dos meses más en el hospital. Entré con 74 kilos y me fui con 57.
Tremendo lo que superaste.
De agosto a septiembre empezaron las sesiones de rayos, cinco semanas consecutivas de lunes a viernes. Descansé 15 días y a quimioterapia otros tres meses. En diciembre me hicieron una endoscopía y el resultado fue que el 75% del tumor había desaparecido. El doctor me dijo que no podía creer lo que estaba viendo. En febrero tuve otra cirugía para limpiar la zona rectal y ahora estoy nuevo, con ganas de ver esa segunda parte de mi vida feliz. Me siento recuperado en ánimo, físico y alegría.
Dijiste que Dios no te quiso abrir la puerta. ¿Fue eso solo?
También que lo detectaran a tiempo. Tal vez me ayudó haber sido disciplinado en mi vida. Nunca fumé ni tomé. Jamás en mis 18 años de jugador tuve una lesión que me sacara por más de un par de semanas. ¡Ni enfermo había estado!
¿Te agarró trabajando todo esto?
Sí, y no soportaba estar sentado. A los diez minutos tenía la necesidad de pararme porque me dolía el traste. Claro, el tumor estaba a dos centímetros de la cola. Y ya había perdido kilos sin darme cuenta, sobre todo en las piernas…
¿Cómo estás de peso?
Peso 64 y pienso que acá me voy a quedar. Mi estómago quedó chiquito, tengo que comer seis veces al día fraccionando las porciones. Por ejemplo, si al mediodía quiero un canelón entero, no puedo: como mitad y la otra a las dos horas. Salvo fritos, grasas y cosas dulces como de todo.
Fuente: Diario Olé