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Estiman que el precio de la oleaginosa se ubicaría muy por debajo del promedio histórico. Esto podría resultar en una disminución de las exportaciones argentinas y ejercer presión sobre las reservas del Banco Central.

 

Las proyecciones de precios para los principales cultivos del país no son alentadoras para el resto de 2024. Aunque se prevé un leve repunte en 2025, los valores de la soja se mantendrán significativamente por debajo del promedio de los últimos años.

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Esto podría resultar en una disminución de las exportaciones argentinas y ejercer presión sobre las reservas del Banco Central (BCRA).

 

Estimaciones para 2025

Un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) estima que, basándose en las previsiones de precios internacionales y en rendimientos normales de la cosecha, los ingresos por exportaciones de granos y sus principales derivados industriales sumarían unos u$s31.591 millones el próximo año. Esta cifra sería casi u$s500 millones inferior a la estimada para 2024, marcando una caída del 1,5%.

El informe revela un panorama preocupante en cuanto a precios. En la primera semana de septiembre, los futuros de la tonelada de soja se ubicaron en un promedio de u$s371, un 13% por debajo de los u$s428 observados entre enero y agosto del presente año y casi un 40% inferior a los u$s613 registrados en 2022.

Para 2025, las proyecciones sugieren una ligera subida a u$s382 por tonelada, lo que se percibe como un repunte modesto.

«Para tener perspectiva, los valores que se están manejando en el mercado de la soja para el próximo año se ubican bastante por debajo del promedio de los últimos 25 años (u$s480/ton, en poder de compra constante), y hay que volver hasta el 2006 para encontrar un mercado con precios tan deprimidos», acotó el IERAL.

 

Impacto en el comercio exterior

Destacó que las estimaciones se basan en la buena cosecha que está teniendo Estados Unidos y en las previsiones de otros importantes productores como Brasil y Argentina.

Sin embargo, estas cosechas no estarían acompañadas por un incremento proporcional en la demanda.

En este contexto, el informe expresa su preocupación por el impacto potencial en las exportaciones del agro a nivel local, aunque aclara que el buen desempeño del sector energético en el comercio exterior, tanto en 2024 como en las proyecciones futuras, podría ayudar a mitigar el efecto negativo.

Los cálculos del IERAL para la producción agropecuaria en 2025 contemplan un aumento en la superficie sembrada de soja y una disminución en la de maíz, debido al temor de los agricultores por no poder controlar la plaga de la chicharrita. Además, se anticipa un incremento en las existencias de soja en manos de los productores.

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