Dicen que “habrá un inevitable impacto alcista” en los “costos de alimentación en los tambos”. Piden compensaciones.
Representantes de la cadena lechera manifestaron hoy su preocupación por el impacto sobre los costos de producción que produce la implementación del “dólar soja” y le reclamaron al gobierno acciones de compensación.
“El antecedente de su versión I -vigente durante septiembre pasado- nos demostró que habrá un inevitable impacto alcista sobre las cotizaciones promedio principalmente de la soja, pero también del maíz y de la mayoría de sus subproductos, y en definitiva sobre el costo de alimentación en el tambo”, señalaron en un comunicado de prensa las entidades.
Ante esta situación que se agravó por el factor climático, reclamaron “acciones concretas tendientes a aliviar la difícil situación por la que atraviesa la producción primaria de leche, agravada por el relanzamiento del “dólar soja”,
La nota fue firmada por cámaras que nuclean a las industrias lácteas argentinas, el Centro de la Industria Lechera (CIL), la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APyMEL) y la Junta Intercooperativa de Productores de Leche (JIPL).
Advirtieron además que se espera un “efecto similar en las renegociaciones de los contratos de alquiler de la tierra”.
“Consideramos que la medida adoptada agrega un ingrediente más en detrimento de la alicaída rentabilidad de la cadena, y por lógica en los niveles productivos proyectados”, indicaron las asociaciones.
Puntualizaron que este escenario se da en momentos en el que “varias de las industrias asociadas a nuestras cámaras participan en el nuevo Programa “Precios Justos”, que en su parte medular establece precios fijos durante el trimestre dic22-feb23 para los productos listados, y aumentos máximos del 4% mensual para el resto de las categorías”.
Las entidades subrayaron que “el factor climático ha cobrado un papel central en los resultados, y en consecuencia, en el ánimo de los protagonistas de la cadena láctea”.
“La persistente sequía invernal, que obligó a consumir anticipadamente las reservas forrajeras y a aumentar las compras de alimentos fuera del establecimiento en el intento de sostener los niveles de producción, pero incrementando los costos, fue seguida por una primavera sin mayores lluvias, lo que está consolidando el tercer año consecutivo en fase “Niña”, explicaron.