El consultor Ignacio Iriarte analiza lo que está pasando con los precios de la hacienda para faena y los cambios coyunturales de la demanda y destaca que “en el fondo persisten los factores positivos», como una alta demanda de China, un consumo interno que no está dispuesto a reducir más su ingesta y una elevada capacidad instalada en la industria frigorífica exportadora.
En lo que respecta al mercado, en su informe especial para la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentina, el analista Ignacio Iriarte dijo que los precios reales de la hacienda parecen haber alcanzado un techo semanas atrás. Se está verificando la estacionalidad en los valores del ganado, que marca un pico anual en marzo-abril, para a partir de ese momento experimentar una caída por varios meses consecutivos, hasta que aparece el repunte de noviembre. Hay más vacas y novillos que un año atrás, y el feedlot ha registrado en mayo entradas sorprendentemente altas.
La presión de la exportación, una de las patas más significativas a la hora de explicar los altos precios actuales del ganado, ahora está disminuyendo, a causa de la caída en los precios FOB y de la política de Covid-0 en China. Un poco más de oferta ganadera, menor demanda exportadora, un consumo agotado, precios reales del ganado que luchan contra el efecto corrosivo de una inflación altísima.
Pero en el fondo persisten los factores positivos: una demanda internacional (China) muy alta, oferta local e internacional insuficiente, elevada capacidad instalada en la industria frigorífica exportadora, un consumo doméstico que muestra una marcada «preferencia» por la carne vacuna y que no está dispuesto a reducir su ingesta por debajo de los 45-48 kg, y lo expresa en los precios que está dispuesto a pagar. Los precios reales del ganado han aflojado, pero siguen ubicándose en el podio histórico.
Hay nuevos peligros y amenazas (Covid en China, invasión a Ucrania, clima, precio de los insumos, problemas de logística, inflación internacional, suba de tasas), pero no hay carne vacuna en el mundo, por lo que el panorama para la ganadería argentina, en medio de una gran incertidumbre, sigue siendo favorable.
Faena
Según Senasa, en mayo de este año se faenaron 299 mil vacas, un 46% más que igual mes del año pasado y se mataron unos 328 mil novillos, un 20% más que el año pasado, aunque debe recordarse que en mayo del 2021 se registró un paro de comercialización ganadera. De todos modos, estos datos confirman para el analista la percepción del mercado: hay un notable aumento en la oferta de vacas, producto de la estacionalidad, de los malos tactos, del achicamiento de los campos por la seca, las heladas y por la entrada en vigencia de nuevas disposiciones sobre brucelosis, que reducirían en las próximas semanas el volumen de vacas elegibles para China.
También en mayo se registró una notable oferta de novillos (+20%), reflejo del fin de las «veranadas» y de una mayor difusión de las recrías. En mayo la matanza de novillitos fue de un 5% superior al año pasado y la de terneros un 15% menor.
Si tomamos el período enero-mayo, el acumulado en lo que va del año, crece la faena de vacas un 9%, cae la faena de vaquillonas (-1,5%), crece la de novillos (+5%) y la de toros (+10%), se reduce la de novillitos (-2,5%), decrece la de terneros (-15%) y la de terneras (-15%). De sostenerse el registro de faena de los últimos meses, el año 2022 podría cerrar con una faena de 13,0-13,1 millones de cabezas, prácticamente el mismo nivel que el año pasado, pero cerca de un millón menos que en el 2020, cuando se mataron 14,0 millones de vacunos.
Llama la atención otro dato aportado por Senasa: en mayo habrían ingresado a los feedlots unas 537 mil cabezas, un 63% más que igual mes del año pasado, recordando también que el ingreso a los corrales fue afectado, el año pasado, por el paro de la comercialización ganadera.
El volumen de invernada ingresado a los corrales en mayo de este año es comparable con junio del 2009 (538 mil cabezas) o abril del 2008 (543 mil cabezas), pero está por debajo de los 657 mil animales ingresados en abril del 2009; en los tres últimos casos, durante la inédita liquidación del stock del 2007-2010.
Precios FOB
Iriarte destaca que el atraso del tipo de cambio oficial ha resultado una pieza maestra para «desacoplar» los precios internos de la carne de los precios internacionales. Entre enero del 2020, al inicio de la administración de los Fernández, y abril del 2022, la devaluación acumulada del peso fue del 94%, mientras que la inflación (IPC) fue del 141%, lo que marca un atraso del 33% en el valor real del dólar oficial.
El atraso cambiario le ha permitido al gobierno compensar la suba de los precios FOB que subió un 21% entre enero del 2020 y abril del 2022. La exportación, con la venta de una tonelada de carne res con hueso, en enero del 2020 compraba 2250 kg (vivos) de novillo Hilton o 4118 kilos de vaca conserva, mientras que hoy adquiere solo 1480 kilos de novillo o 2600 kilos de vaca conserva. En 25 meses no solo ha retrocedido en términos reales el valor doméstico de una tonelada exportada -por el atraso cambiario-, sino también ha subido -a moneda constante- el novillo Hilton un 49% y la vaca un 38%. Desde febrero del 2021, y por quince meses consecutivos, la tasa de devaluación ha sido inferior -o muy inferior- a la inflación.
En resumen: el atraso cambiario ha más que compensado la suba de los precios internacionales de la carne vacuna, en un contexto de fuerte suba -en dólares oficiales o a moneda constante- del precio del novillo de exportación y de la vaca conserva o manufactura.