Las ventas a Israel crecieron 17,9%, los cortes especiales son preferidos.
“A pesar del interesante crecimiento en los volúmenes, el valor exportado terminó ajustando respecto del año pasado, debido a los menores precios a los que se colocaron los distintos productos”, señaló el trabajo. El precio medio de las exportaciones bovinas fue de u$s 3.712 por tonelada peso producto, un 30% real por debajo del precio medio logrado en 2022. Se trata de uno de los valores más bajos de los últimos 20 años, junto a los del período 2002-2007.
Se colocaron mayores volúmenes en los cinco principales mercados del complejo: China (+9,9% interanual), Israel (+17,9%), Rusia (+2%), Alemania (+2,5%) y Estados Unidos (+15,8%). El buen desempeño en los mercados más relevantes más que compensó el retroceso observado en otros, los casos de Chile (-16,9%), Países Bajos (-5,0%), Tailandia (-2,9%) y Brasil (-29%). En valor exportado, todos los números fueron “rojos” en términos interanuales. China explica el 79,8% de la caída total del valor exportado, Chile el 4,7% y Rusia el 2,8%.
Para este año, la exportación estará condicionada por la dinámica del mercado externo, lo que suceda con el ciclo ganadero y el consumo interno. De acuerdo al informe de la Mediterránea, en lo que hace al mercado global, las importaciones de China (primer comprador global y destino de la carne argentina), se mantendrían relativamente estabilizadas respecto a los últimos dos años (en torno a los 2,7 millones de toneladas peso producto), con precios que apuntan a ser similares a los del cierre del 2023.
Por el lado de la oferta global, los analistas estiman que el mercado estaría bien abastecido por los exportadores líderes, destacándose Brasil y Australia, y luego India y Estados Unidos, y en un quinto lugar, probable mente con un buen aporte este año, Argentina.
La oferta en Argentina
En lo que hace a las condiciones locales, por el lado de la oferta, la clave pasa por la evolución del ciclo ganadero, que determinará el flujo de animales enviados a faena. En diciembre, el 48,2% de los animales faenados fueron hembras, un porcentaje que excede aquel que requiere la estabilidad del rodeo. “Un ciclo de elevada faena como el del año pasado resulta insostenible a mediano plazo, por lo que en algún momento debe virar hacia un ciclo de retención y recuperación de las existencias”, apunta el trabajo. Sin embargo, la volatilidad de las condiciones climáticas, la crisis y la incertidumbre respecto de la evolución de la macroeconomía hacen difícil anticipar en qué momento del año se dará este cambio de tendencia”, agregan.
Por su parte, el tipo de cambio real efectivo para la exportación quedó en un nivel muy elevado en lo que va de enero, muy por encima de los años previos. Esto se debe a la fuerte devaluación del tipo de cambio oficial y a la creación de un régimen cambiario “blend” para el sector exportador (80% TCO y 20% CCL) que se aproximó a los $ 900 en enero. Si esta situación puede mantenerse, es “el interrogante clave”.
Respecto del consumo interno, todo indica que será difícil mantener los niveles del 2023 en un año que será contractivo, con una caída del PBI que apunta a ubicarse en torno al 3% según el último relevamiento de expectativas de mercado del BCRA. En este contexto complejo para el consumidor local, la exportación debería crecer en participación como destino de lo producido, superando la marca del 29% del 2023. Lo que resta saber es si además podrá crecer en volúmenes, cuestión que dependerá finalmente de lo que suceda con el flujo de animales enviados a faena y los kilos de carne finalmente producidos por el país.
De acuerdo al último informe del Rosgan, el aumento que registró la faena durante 2023, producto de la pérdida de forrajes ocasionada por la sequía, será un gran condicionante de la oferta ganadera en el corriente ciclo, a lo que sumará un faltante esperado de terneros por el impacto sobre las tasas de procreo.
De los 14,5 millones de animales enviados a faena en el año pasado, casi un millón más que en 2022, unos 2,95 millones fueron hembras adultas que salieron de producción (+24%). “Un nivel nunca antes visto desde la última gran seca de 2009 cuando se faenaron 3,17 millones de vacas”, precisó el informe elaborado por María Julia Aiassa.
Al mismo tiempo, observó que durante 2023 se registró un aumento en la faena de vaquillonas, que superó los cuatro millones de cabezas, 9% más que lo faenado un año atrás.
“Ambos indicadores constituyen dos grandes alertas para el stock de vientres disponibles para la producción actual de terneros, que terminará teniendo impacto en la reposición del siguiente ciclo, de 2025 en adelante”, subrayó el análisis.
Estos cambios en la faena resienten los sistemas de engorde de recría e invernada pastoril y aquellos que involucran mayor participación de grano, “cuya disponibilidad también resulta escasa y cara”, marcó. Fuente: Agro Clave