Se indica que la descontrolada propagación tales especies exóticas invasoras producen un desbalance en la ecología regional con un triple impacto negativo: económico, sanitario, y ambiental. Se suma la cuestión de la seguridad, dado que ejemplares suelen ser muy a menudo la razón de siniestros viales en rutas, autopistas y caminos vecinales.
Dicho flagelo, fundamentan, no solamente carece de control alguno, sino que, además, al tratarse de algo importado, no posee regulación y/o depredación natural.
Su avance acelerado ocasiona perjuicios productivos, con áreas donde no se puede cultivar, criar ovejas o intensificar; daños sanitarios por la propagación de enfermedades contagiosas; así como destrucción de nuestra fauna y paisaje natural.
La gravedad de la cuestión amerita un trabajo público-privado urgente, mancomunado e inter jurisdiccional, que evalué sus múltiples aristas y proponga soluciones integrales.
Por caso, desde la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos consignan que “desde nuestro lugar nos ponemos a disposición para colaborar y trabajar en el diseño de aquellas políticas públicas que puedan poner una cuota de razonabilidad, frente a una amenaza cada vez más preocupante, perjudicial, y fuera de control”.