- Publicidad -


La disminución en las ventas de leche y productos lácteos conduce a pérdida de establecimientos y vacas en el país.

 

- Publicidad -


La Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER) encendió la alerta porque en un año cerraron 49 tambos en esa provincia, escenario que se repite en otros distritos pero en menor medida. Esta situación aceleró la concentración de animales en los tambos más grandes y ya hay menos de 10.000 de estos establecimientos registrados en el país.

Además, entre enero y mayo las ventas de productos lácteos, en volumen, sufrieron un retroceso en promedio del 16%, pero en productos con mayor valor agregado el desplome fue mayor y acumula bajas de hasta el 51%, respecto al mismo período del año anterior.

«La situación del tambo es muy preocupante porque Entre Ríos tiene un potencial ganadero y el tambo es una de las actividades más importantes; hay que tener contemplación y mucha acción sobre ella», sostuvo Norberto Ferrari, presidente de la Sociedad Rural de la ciudad Gobernador Maciá, delegado en FARER y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). «Este eslabón de la cadena productiva, pese a abastecer el consumo interno desde hace más de 20 años, se transformó en una cadena agroalimentaria coyuntural y sin planificación, al no contar con medidas estratégicas desde el Estado», lamentó.

De acuerdo los datos que difundió la entidad, uno de los datos más reveladores de la crisis del sector tiene que ver con la evolución de animales productivos que cayó en el orden del 18%, respecto a los últimos datos, al pasar de 84.187 vacas en producción en toda la provincia a 69.405. Es decir, hubo una pérdida de 14.782 vacas y 49 tambos. «En las anteriores crisis se venían perdiendo tambos pero los animales se sostenían, ahora salieron establecimientos del sistema productivo y animales», señaló Ferrari.

FARER también informó que, en base a datos del relevamiento obtenido en la última vacunación de aftosa, hay 624 establecimientos ganaderos que vacunaron en calidad de tambos en Entre Ríos. Esto es, 49 menos que en 2023 y 247 desde 2015. Y en el análisis de cada departamento, Gualeguaychú y Paraná están a la cabeza de los que más productores perdieron. Este ranking negativo es liderado por Gualeguaychú (-12) y siguen Paraná (-11), Nogoyá (-9), Tala (-7), Diamante y La Paz (-3), Victoria (-2) y Uruguay y Villaguay (-1).

«Estos datos concretos marcan que -al igual que en otros puntos de la Argentina – Entre Ríos no logra detener la sangría de tambos, con el agravante que no aparecen en el horizonte políticas claras en esta cadena agroalimentaria que es de las más importantes de nuestro país», denunció la FARER.

Los números dados a conocer por la FARER van en línea con otro informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en base a datos de la «Distribución de Existencias Bovinas en Establecimientos con actividad de tambo por categoría», que anualmente elabora el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Este estudio determinó que la cantidad de tambos se redujo el último año un 4,5%. Esto es, en total en el país habría 9.735 unidades productivas registradas, cuando un año antes eran 10.197. Por primera vez en 40 años, la cantidad de tambos perforó la barrera de los 10.000 y la comparación histórica muestra que son 5.000 menos que los que había a principios de siglo, y 20.000 menos que en 1998, cuando superaban los 30.000.

Foto: Archivo Elonce

Problemas en la industria

Este escenario complejo encuentra su contraparte en la industria y en la cadena de consumo. Según la OCLA, tras hacer un análisis por grupo de productos, se observó una caída muy importante en todos los rubros, salvo quesos que cayó un 7,6% en litros equivalentes.

«Los productos de mayor valor agregado y unitario como quesos de pasta muy blanda, quesos rallados, leches saborizadas, yogures, flanes y postres presentaron una gran caída asociada a las subas de precios y al retraso en el poder adquisitivo del sector medio de la población que demanda en mayor cuantía estos productos», destacó la entidad.

Si se pone la lupa en las leches saborizadas o chocolatadas, que presentaron una muy alta tasa de crecimiento en 2022 (del orden del 29%), en 2023 crecieron solo un 3,3% y en 2024 se desploman un 43,6%, casi a niveles de pandemia.

«Esta situación se da por un fuerte deterioro de los niveles de ingresos reales, fundamentalmente de los segmentos medios de la pirámide de ingresos, lo cual al margen de reducir el volumen de consumo, afecta el valor del mix de ventas haciendo que se facture un menor valor en las ventas internas», expresó la OCLA.

Conflictos en puerta

La empresa láctea Alimentos Refrigerados SA (ARSA), que produce las marcas Yogs y Shimy, presentó esta semana en la Secretaría de Trabajo de la Nación, en la mediación con el gremio del sector, ATILRA, una propuesta de reducción de horas laborales, alternando operarios, con el fin de mantener los puestos de trabajo.

El plan contempla el pago total de los días trabajados y una compensación por el lapso de tareas exceptuadas. Desde la vereda de enfrente, el gremio se opuso y anticipó una medida de fuerza a gran escala por la situación que atraviesa SanCor, otra de las lácteas en dificultades. La compañía sostuvo que atraviesa una merma en sus ventas del orden del 50%.

El conflicto comenzó en mayo, cuando se cortó el pago en tiempo de salarios en las plantas ubicadas en Córdoba y en Arenaza, Buenos Aires. En los próximos días se sabrá si las ATILRA activa las protestas que anunció.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here