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En su nueva función como entrenador, el ex delantero de River, al referirse al crespense, de quien fue compañero en el PSG, señaló: «Es muy sabio, inteligente y centrado».

 

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Martín Cardetti, apodado el Chapulín, es aquel goleador que desde sus 170 centímetros rompió  el molde del delantero-centro, y hoy edifica su carrera como entrenador, que ya registra trabajos en Costa Rica y Ecuador. En diálogo con Infobae, habló de todo, incluyendo su “manual como DT” y el año en el que fue el máximo anotador del fútbol argentino con River, además de las anécdotas con Ronaldinho como compañero

 

Cardetti sigue hoy la pandemia de coronavirus por televisión: fijó residencia en San Luis. «Estoy en el medio del campo, no tengo ni vecinos, pero no salimos de casa», advierte. En noviembre de 2019 culminó su último trabajo como director técnico, en el Mushuc Runa de la Primera División de Ecuador.

 

Sí, el Chapulín, aquel delantero centro que escapaba al prototipo del N° 9 tanque (mide 170 centímetros) y brilló en Rosario Central, River, Racing y el PSG, entre otros clubes, hoy aguarda una nueva oportunidad como entrenador, que hasta el momento cimentó su carrera en el exterior.

El ex atacante, de 44 años, busca su propio perfil como orientador: ya ofreció algunas grageas de su impronta en Costa Rica (ascendió a la élite de aquel país con San Carlos y luego lo llevó hasta semifinales) y en la altura de Ecuador. «Me gusta el fútbol de ataque, la tenencia balón, la presión alta, pero a veces agarrás jugadores que no están para hacer eso y se complica la idea. Por ejemplo, me gusta jugar con enganche, pero no todos los planteles lo tienen. El fútbol cambió mucho en cuanto a dinámica, los mediocampistas tienen que correr y meter, y los enganches quedan olvidados», ofrenda la radiografía de su ideario.

 

La extensa nota pasó por diversos temas, del pasado futbolístico, su presente como entrenador y el futuro que sueña para su carrera profesional. Sin embargo, extraemos el último tramo de la entrevista, donde hace aluisión y no ahorra elogios para Gabriel “Sonry” Heinze, ex entrenador de Godoy Cruz de Mendoza, Argentinos Juniors y Vélez Sarsfield, donde estuvo trabajando, con excelentes resultados, hasta hace pocas semanas.

-¿Estás conforme con la carrera que construiste como futbolista?

-El fútbol me dio más de lo que pensé. Siempre dije que iba a jugar en Primera y lo logré, era lo que quería de chiquito. Lo que vino después… No sé si estaba al nivel de otros jugadores, pero en base a trabajo y cabeza dura, me fui ganando cosas que me fueron gratificando y por ahí no esperaba. Fui el goleador de River, eso me gratifica mucho, pero de chico no lo pensaba.

 

-Entre otras cosas, llegaste a Europa. Y jugaste en el PSG con Ronaldinho, que ahora la está pasando mal en Paraguay, más allá de que le dieron el arresto domiciliario.

-Es un superdotado del fútbol, entrenando era un crack, jugando igual; y como persona, muy buena gente. Esas cosas son las que uno valora en cuanto a haber compartido vestuario con ese tipo de personas. A pesar de ser ídolo en todos lados, era muy sencillo. Hemos salido a cenar o a bailar, tenía muy buena relación, pero no llegó a ser una amistad.

-¿Los sorprendía en las prácticas? ¿Ninguno se enojaba cuando hacía una de más? Porque en el plantel tenían gente con mucha personalidad, como Gabriel Heinze o Mauricio Pochettino

-Cuando le daban la pelota, impresionaba cada cosa que podía hacer, y más en una práctica. Cuando tenés jugadores que te hacen ganar los partidos, los cuidás en los entrenamientos. Vos tenías que correr y él ponía la pelota donde quería. Así me hizo hacer goles.

 

-¿El Gringo Heinze tenía la misma personalidad tan particular que mostró como técnico?

-A Heinze todos le dicen loco, pero de loco no tiene nada. Es muy sabio, inteligente, centrado. Le gusta la seriedad y el trabajo estricto. Es fundamental para su vida. En ese plantel, el único que tenía algunas licencias era Ronaldinho; el resto éramos todos disciplinados, porque todos teníamos nivel alto y la competencia era muy grande.

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