El presidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos enumeró las desbastadoras perdidas que traerá aparejada la sequía, a la producción citrícola; y expuso sobre la difícil situación que atraviesa el sector y su cadena productiva.
La sequía registrada en el país afecta severamente a varias producciones, en lo que respecta a la región de Salto Grande, la citricultura padece efectos que provoca alarma en los productores.
En ese marco, el presidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos (FeCiER), Pablo Molo, quien advirtió sobre el comienzo de una “cosecha complicada”, para el sector citrícola.
El dirigente de los citricultores comenzó apuntando que la campaña 2023 debería ya haber comenzado, con algunas variedad como lo es la Okitsu, sin embargo se va a postergar, “salvo que llueva estos días y la podamos sacar para industria, porque para mercado ya no va a dar por el calibre, es decir, por el tamaño que no se ha desarrollado». Comparativamente, la fruta «está como el tamaño de una ciruela», por lo que «la campaña de (la variedad) Okitsu la tenemos prácticamente perdida”.
Al tiempo que agregó que “todas las variedades se verán afectadas y retrasadas, no sabemos bien cuanto, porque depende de que llueva. Por ejemplo, en el departamento Federación no hemos percibido estos últimos meses ni una gota de agua, ha llovido en localidades vecinas y acá no, por lo que estamos muy complicados”.
Molo explicó que “teniendo en cuenta que la zona del masiso citrícola cuenta con un 20 por ciento de riego artificial, el otro 80 por ciento de la citricultura no lo tiene y dependemos pura y exclusivamente del clima”.
Sin duda, estas complicaciones traen aparejado “desbastadoras perdidas”, porque “por un lado el productor no va a tener la cosecha para trabajarla o venderla», mientras que el empaque no tendrá fruta para embalar » y su personal quedará sin trabajo». A eso sumó que «el transporte se para y los mercados no van a tener la mercadería. En esa cadena, se verá en las góndolas que un kilo de naranja estará a un elevado precio y lo mismo pasará con las variedades tempraneras 2023, ya que todo esto repercute por la sequía”.
El entrevistado aseguró que esta situación impactará fuerte “al menos en el primer semestre del año 2023 y esperamos que se normalice al menos para mediado de año en adelante, si es que llueve en estos próximos días; porque si no también estaremos complicado”.
Molo admitió que “la sequía es a nivel nacional y si bien no es culpa de nadie, nos afecta severamente y eso se va a ver por la falta de mano de obra, la falta de la cosecha, los ingresos y acarreará grandes problemas económicos”, sentenció.
Exportación
La situación se repite en el sector de la exportación, “porque no hay el calibre para exportar, así que esto también se verá complicado, sobre todo porque las grandes empresas exportadoras mueven muchísima mano de obra y esto se verá afectado porque el obrero no tendrá su trabajo, el productor no tendrá sus ingresos y las empresas no van a tener sus ventas”, indicó.
Molo señaló que las verdaderas consecuencias se van a visualizar “recién a fines de marzo, porque aún se trabaja con recursos de la campaña anterior; pero cuando se necesiten de los recursos de esta campaña que debió empezar en el mes de marzo, lo vamos a notar”.
Para finalizar, el productor sostuvo que “si lloviera hoy, la Okitsu está prácticamente perdida; pero se recuperaría una naranja Salustiana, una Ombligo o una Criolla, que arranca más para mayo”.
En tanto que enfatizó que “por eso esperamos que llueva, no para trabajar normal porque ya normal no va a ser, pero por lo menos trabajar en un porcentaje de un 80 por ciento, que nos serviría o aliviaría a todos”. (Diario Río Uruguay)