Nuevo desplazamiento de barrancas sigue generando preocupación en la comunidad.
Un nuevo desplazamiento de barrancas se produjo en Diamante. El viernes 26 de julio el Presidente Municipal, Prof. Lénico Aranda, recorrió nuevamente la zona afectada en inmediaciones de calle Catamarca y España y dialogó con vecinos. La situación fue notificada a Defensa Civil de la Provincia y Protección Civil de la Nación.
“Estamos en situación de alerta. Nos encontramos dando seguimiento a lo que acontece en la zona donde se produjo un nuevo desplazamiento de barrancas, por la situación de las familias. La situación se agrava ante la presencia de nuevas fisuras en el terreno” señaló el intendente, tras recorrer el lugar y hablar con los vecinos.
A su vez, señaló que “desde un primer momento reportamos la situación de movimiento de tierra tanto a Defensa Civil de la Provincia como a Protección Civil de la Nación, con quienes mantenemos contacto cotidiano”.
Necesidad de trabajos urgentes
El reciente desplazamiento generó alarma y torna lenta la reacción de las autoridades. Un equipo de 16 profesionales, con sede en Oro Verde, trabaja desde mayo en el proyecto de estabilización, pero el estudio recién estará listo en noviembre.
Una nueva muestra de lo que puede acontecer es lo sucedido la semana anterior, después de que una lluvia de 10mm dejara al filo del derrumbe la casa de una familia, a escasos 100 metros del Centro de Investigaciones del Conicet. El viernes la crisis estuvo punto de transformarse en catástrofe. Lo que medió entre una y otra categoría fueron apenas dos metros: la distancia del socavón al dormitorio de ladrillos huecos de la humilde vivienda.
El lento, constante e insidioso retroceso del borde de las barrancas que miran al río desde lo alto, tiene un origen geológico que a nadie en particular puede atribuírsele. Sin embargo, la velocidad del proceso entraña también factores antropogénicos, como llaman los científicos a la huella que deja la intervención humana.
Opiniones
Desde que se produjo la fractura, cinco familias fueron reubicadas y se les entregaron nuevas viviendas con la ayuda del IAPV. A otras que estaban también en la zona más crítica las ayudan con el alquiler de las casas adonde se trasladaron. Pero se calcula que son unas 150 las que deberían evacuar el lugar.
Las obras de estabilización tampoco garantizarán que puedan volver a instalarse porque siempre existe el riesgo de eventuales movimientos. No obstante, la experiencia demuestra que la canalización del agua subterránea es la mejor solución para frenar el retroceso de las barrancas.
“En Diamante, el problema es lo que en la jerga se conoce como ‘ciclo externo’, una relación entre las precipitaciones, los escurrimientos y las características geológicas del ambiente. Los suelos secos suelen tener una gran capacidad portante, que es la capacidad del terreno para soportar las cargas aplicadas a él. Cuando este suelo se satura adquiere la consistencia de una manteca, y la arcilla donde se apoyan los sedimentos superiores hace que se produzca una cuña de deslizamiento, que es lo que se ve en todo el borde del Cristo Pescador”. La explicación corresponde al ingeniero en Recursos Hídricos, Eduardo Díaz, docente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias.
Díaz coordina los trabajos que lleva adelante Fundagro, la entidad que contrató el gobierno provincial en mayo para desarrollar el proyecto ejecutivo de las futuras obras de estabilización. A Fundagro la integra un grupo de docentes y tiene su sede en la Universidad Nacional de Entre Ríos, en Oro Verde. Participan consultores de Entre Ríos y Santa Fe, varios de ellos docentes investigadores de la Universidad Católica de Santa Fe, la UTN, la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Nacional de Tucumán.
El gobernador Gustavo Bordet les encomendó el estudio que costará 3,7 millones de pesos, financiado por el Consejo Federal de Inversiones (CFI). Se cree que estará listo para mediados de octubre, es decir un año después del gran deslizamiento, cuando un bloque de 80 metros de largo por 5 de ancho, se desplomó en dirección al río.
El proyecto abarcará soluciones estructurales, como desagües pluviales y conexiones subterráneas de drenaje para evitar la acumulación de agua en las napas. A su vez, un urbanista planteará las medidas no estructurales, relacionadas al manejo de la barranca, la forestación y las distintas intervenciones que eviten o morigeren la infiltración.
Sin embargo, no son pocas las voces del gobierno municipal que manifiestan, por lo bajo, no estar convencidos, aduciendo que ese estudio sólo consumirá tiempo y dinero. En la Provincia, por su lado, señalan que una cosa es un estudio con recomendaciones y otra muy distinta es un proyecto de intervención.
«Para hacer la obras de estabilización en Diamante, hace falta mucho dinero, por eso se recurrió al CFI. Pero para que te den el crédito con el que llamar a licitación necesitás, además de un estudio, un proyecto concreto que determine qué solución se propone, dónde, cómo y qué características tendrá. Además de su costo y plazo de ejecución. No es tan simple», le dijo a Diamantenoticias un funcionario de la Provincia que acompañó a Bordet varias veces a Buenos Aires para reunirse con el secretario general de CFI, Juan José Ciácera.
Quizás, antes que identificar culpables, mejor sea concentrarse en lo que viene. Antes de que sea tarde.