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Según las últimas cifras, aportadas por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), el 14% de las muertes en nuestro país son atribuibles al tabaco. Es también preocupante que el 18% de los adolescentes de entre 13 y 15 años fumen diariamente

Son cifras del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), que se suman a otras estadísticas preocupantes sobre el consumo del tabaco”, asegura el Dr. Alejandro Videla, docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y Jefe del servicio de Neumonología del Hospital Universitario Austral, quien presenta un dosier con algunos datos clave sobre el tabaquismo.

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Según las últimas cifras, aportadas por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), el 14% de las muertes en nuestro país son atribuibles al tabaco. Es también preocupante que el 18% de los adolescentes de entre 13 y 15 años fumen diariamente, lo cual, como señala la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, podría ser atribuible a la acción de la publicidad encubierta de la industria tabacalera.

A pesar de que, entre 2005 y 2018, se registró en la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo una disminución del 25% en la cantidad de personas que fuman, aún contamos con un 22,5% de adultos que continúan haciéndolo. Además, uno de cada cuatro no fumadores refiere haber sido expuesto al humo de tabaco de otras personas en el hogar”, asegura el Dr. Alejandro Videla, docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.

El Dr. Videla, quien además es presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, explica no son sólo los fumadores quienes están expuestos al humo del cigarrillo, sino también aquellas personas que comparten un ambiente: “A nuestro alrededor se encuentra presente el humo de tabaco de segunda mano, antes llamado tabaquismo pasivo, que se genera por la inhalación de sustancias tóxicas que sufre una persona al compartir un ambiente cerrado con un fumador. Además, también existe el humo de tercera mano, el cual se refiere a las partículas tóxicas que se depositan en lugares donde alguien fumó y que pueden causar daño a la salud horas o días después de que impregnaron el ambiente”.

El Jefe del servicio de Neumonología del Hospital Universitario Austral indica que el aislamiento y la preocupación por el contagio del covid-19 durante la pandemia impulsó a muchos fumadores livianos y jóvenes a dejar atrás este hábito. “Sin embargo, la disrupción en el acceso a los sistemas de salud, la ansiedad y el nerviosismo generados por la pandemia también llevaron a que muchos fumadores aumentaran el consumo de cigarrillo o no lograran dejarlo, a pesar de los intentos”, lamentó.

Este año, bajo el lema “El tabaco envenena nuestro planeta”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elegido poner el acento en el daño que la industria tabacalera y el consumo de tabaco producen en el medio ambiente para conmemorar el Día Mundial Sin Humo, que se celebra todos los 31 de mayo. En su página web, reportó que 600 millones de árboles fueron talados para permitir el cultivo de tabaco y 84 millones de toneladas métricas de CO2 fueron emitidas a la atmósfera, lo que ha llevado a aumentar la temperatura global. También asegura que se han utilizado 22 mil millones de litros de agua para la fabricación de cigarrillos.

Como asegura la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, el 70% de las personas que fuman buscan dejar de fumar, son conscientes del daño que genera, pero son víctimas de la adicción. “Pero sí aprendimos que nuestros cambios de conducta pueden protegernos de un contagio infeccioso, lo mismo puede aplicarse al tabaquismo. Los intentos de dejar de fumar son exitosos si se realizan con apoyo de modificación conductual y de farmacoterapia adecuada”, agrega el Dr. Videla.

Finalmente, el docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral recuerda que los beneficios al dejar el cigarrillo pueden verse inmediatamente: “Disminuye la presión arterial, mejoran la función respiratoria y el olfato, aumenta la capacidad de concentración, disminuye la cefalea por la mañana. Además, los riesgos cardiovasculares disminuyen significativamente ya en los primeros días que la persona deja atrás este hábito”. (Universidad Austral)

 

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