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En la tarde-noche del domingo, la Municipalidad de Valle María, en conjunto con el Centro de Jubilados, organizó un homenaje en conmemoración del Día Internacional de la Mujer; declarado así en el año 1975 por la ONU, con el objetivo de recordar la lucha de la mujer por su participación igualitaria en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona.

El evento estuvo bajo la conducción del taller municipal de Radio Abierta y estuvo marcado por la búsqueda de reflexión sobre el todavía desigual lugar que ocupa la mujer en nuestra sociedad, y sobre la problemática de la violencia de género y, en particular, de los femicidios.

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Con una concurrencia conmocionada por la triste noticia que se conoció horas antes, cuando se sumó, con el de Fátima Acevedo, otro terrible caso a la alarmante cifra de femicidios de nuestro país; se habló acerca de la necesidad de unir esfuerzos para combatir este flagelo social, acerca de empoderamiento y empatía entre mujeres.

Estuvo presente el Presidente Municipal, Mario Sokolovsky, quien se sumó a la reflexión, expresando su admiración por la lucha que, con valentía, han sabido llevar adelante las mujeres y a través de la que han conseguido muchos logros. Reconociendo que aún hay objetivos por alcanzar, alentó a las mujeres a “no bajar los brazos”.

Grandes mujeres de la comunidad se sumaron al homenaje presentando números artísticos: la demostración de danzas estuvo a cargo del taller municipal de danzas folklóricas para adultos mayores, y, además, la solista local Rocío Schefer deleitó a los presentes con una variedad de canciones.

El grupo de teatro Sueños del Alma, dirigido por Lázaro Pieri, presentó una obra del autor Emilio Ferrero, titulada GLUP! Madres en la puerta de un colegio.

El director también aportó un mensaje en relación a la fecha conmemorada, enfatizando la importancia de combatir los males de nuestra sociedad rescatando lo bueno y positivo. Y destacó acciones como la encarada por la Municipalidad y el Centro de Jubilados, que fomentan la unidad, el diálogo y el trabajo en conjunto.

 

Mujeres 2020

Compartimos a continuación la reflexión que ofreció la Licenciada en Psicología, Patricia Faur:

“Basta. No hagamos de esto una lucha de géneros. No es por ahí. No somos mujeres contra hombres, no se trata de homos, heteros, cis, trans. No, no es de ángeles y demonios. Se trata de civilización contra barbarie, de impunidad versus justicia, de amor contra odio. No se trata de venganza, de retaliación, de ojo por ojo. Tampoco de quiénes matan con más saña o más violencia. No se trata de pañuelos ni de quién gana o quién pierde. Se trata de la vida. Dejo a las/los sociólogas/os que hablen del patriarcado, a los jueces y juezas que hablen del Código Penal. Yo hablo de lo que sé. Y hace muchos, pero muchos años que trabajo con personas que sufren. Todos sufrimos, aunque lo expresemos de distinto modo y aunque busquemos la ayuda por caminos diferentes. Se trata de la libertad y de la igualdad de derechos. Se trata de poder ser dueños de sí mismos sin tener que avasallar, matar, invadir, masacrar, denigrar, descalificar, hostigar. Se trata de poder pensar juntos y de dejar de insultarnos por opinar distinto, de trabajar en serio para hacer un mundo habitable. Y sin amor no vamos a poder. No vamos a poder. Otra vez: sin amor no vamos a poder. Se trata de poder ser inclusivos aunque no hablemos con la E, de no tener autocensura por miedo de dar una opinión o una postura. ¿Quién se apropió de la verdad? ¿Cuándo pasó? No es contra los hombres, como decía Simone, es con ellos, juntos. Ahora sí, quiero hablar de ellas. De nosotras. Déjenme llorar en femenino cuando veo a las mujeres asesinadas por sus parejas, déjenme llorar en femenino cuando las veo opacadas por el miedo, cuando veo las injusticias a las que son sometidas en el mundo. Violadas, entregadas en matrimonio, reprimidas, encarceladas, reducidas a la esclavitud. Y no me digan que hay hombres esclavos. Ya lo sé. Y son los primeros en morir en las guerras. ¿Pero me dejan pedir justicia un ratito por ellas? Déjenme emocionarme cuando veo a las jovencitas llenar las plazas, escribir en las redes, comprometerse hasta la médula para no repetir el patrón opresivo de sus madres y abuelas. Y cuando veo a los chicos no tener miedo de expresar la ternura que era el “rasgo femenino” y salir a gritar que ellos no son todos iguales. Y es verdad. Ellos no son todos “rugbiers” ni “Tablado” ni “asesinos seriales”. Hay muchos que luchan a la par por construir un mundo mejor para todos. Déjenme expresar la rabia cuando veo que las mujeres ganan menos por el mismo trabajo, cuando se les exige la perfección de los cuerpos, cuando se las juzga porque no son madres, o son malas madres, o son madres solas. Cuando son ellas y solo ellas las que tienen que cuidar a los enfermos, las que limpian, las que hacen el trabajo que nadie quiere hacer dentro de sus casas sin ser remunerado. Bueno, ya les di mucha lata. El mundo nos está dando una lección. Un virus se infiltra, atraviesa muros, viaja en Primera clase, se aloja en hoteles 5 estrellas y en cruceros de lujo. Nadie está a salvo. No somos inmunes. ¿Podemos entonces dedicar un día a pensar en las mujeres sin que esto ofenda a nadie? Lo voy a decir de nuevo y como todos los años: Señores, son adorables, los amamos, los necesitamos, pero ser mujer es un privilegio”.

 

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