El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) confirmó la presencia del caracol Gigante Africano en Argentina. Se trata de una especie exótica que atenta contra la producción agrícola y la salud humana.
El organismo informó que la detección fue en Misiones. En la localidad de El Soberbio se destruyeron 80 ejemplares. “Se verificó la presencia de esta especie invasora, conocida por su impacto negativo en la salud pública y la producción agrícola al concurrir a una denuncia recibida en el marco de sus acciones para prevenir y controlar plagas agrícolas”, informó Senasa.
Por otra parte, explican que este caracol representa un riesgo sanitario significativo, ya que además de ser una de las plagas más importantes de la agricultura a nivel mundial, puede transmitir enfermedades perjudiciales para la salud humana y animal.
“Estas acciones forman parte de la estrategia integral para prevenir y controlar la dispersión de esta especie, contribuyendo a la protección de la salud pública, la biodiversidad y la producción agropecuaria de la región”, comunicó el organismo.
Recomendaciones ante el caracol Gigante Africano
No tocar los caracoles.
Evitar el contacto con la baba del caracol Lissachatina fulica, especialmente con ojos, nariz y boca.
Lavar con abundante agua potable las verduras que se consumen.
En caso de tocar un caracol, lavarse inmediatamente las manos con abundante agua y jabón desinfectante. También hacerlo luego de tocar las superficies que puedan haber estado en contacto con la baba de caracol.
No comer caracoles.
No utilizarlos como carnada, mascota o adorno.
No utilizar venenos contra el caracol, ya que pueden afectar a niños, mascotas o fauna nativa.
Eliminar del jardín restos de madera, materiales de construcción, tejas o cualquier elemento que pueda ser utilizado como refugio por el caracol.
En caso de ser necesario, eliminar los caracoles utilizando guantes descartables para tomarlos, aplastarlos o tratarlos con sal común de cocina de forma que queden totalmente cubiertos y luego enterrarlos.
No permitir que los niños participen de la captura y eliminación de los caracoles.
No trasladar caracoles hacia otras zonas, ya que hay lugares que se encuentran libres de esta plaga.
Tener precaución al trasladar plantas u otros elementos del hogar donde los caracoles o sus huevos podrían alojarse.