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Cada 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón con el objetivo de concientizar y visibilizar las enfermedades cardiovasculares, así como la importancia de su prevención, control y tratamiento.

La enfermedad cardiovascular es una de las principales causas de muerte a nivel global. En Argentina se producen 100.000 muertes anuales y 280 muertes diarias.

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Producto de la pandemia del coronavirus, que ya lleva más de un año, se redujeron los controles médicos. En este sentido, el médico cardiólogo Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina, afirmó que los chequeos médicos «son fundamentales para prevenir o atender a tiempo cualquier enfermedad. Es muy importante que quienes los hayan postergado asistan a una consulta con su médico de cabecera y realicen los estudios que sean necesarios para conectarse nuevamente con el órgano principal de nuestro cuerpo, el corazón».

Uno de los principales factores de riesgo para sufrir un evento cardiovascular es la hipertensión. En la Argentina hay actualmente 16 millones de personas hipertensas, de las cuales el 38,8% desconoce su condición; y entre quienes la conocen, sólo una minoría está bien controlada.

El riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular aumenta ante el consumo elevado de sal, azúcares, grasas y un consumo deficiente de frutas. En este sentido, una alimentación poco saludable contribuye, además de a la hipertensión, a la obesidad y el sobrepeso, los cuales son también factores de riesgo.

Dejar eso que nos hace mal
«Todos sabemos lo que nos hace mal y aun así no podemos dejar de hacerlo», expresó el Dr. Tartaglione para agregar que, a pesar de conocer qué factor de riesgo incide en la salud de cada uno de nosotros, lo más difícil es modificar esa conducta. Algunos siguen fumando, otros consumen alimentos altos en grasas, sales o azúcares, hay diabéticos que no controlan su glucemia, también personas sedentarias y quienes no tienen su peso adecuado.

En un nuevo Día Mundial del Corazón, el profesional invita a «conectar los corazones», es decir que cada uno de nosotros use el suyo para amigarse con los hábitos saludables porque como dice el refrán popular «mejor prevenir, que curar».

Corazón de mi país
«Existe desigualdad en los corazones argentinos. No es lo mismo uno que se puede atender en Capital Federal que uno en Abra Pampa. Entonces, lo que hace falta es equidad en la atención médica y en la llegada de los mensajes de prevención. Los corazones argentinos han estado desconectados porque al inicio del año pasado, con la pandemia, hubo una desatención enorme porque la gente no podía ir al consultorio y nosotros no podíamos atender. Hubo casi un 70% menos de cirugías, angioplastias y consultas», describe.

Además, los argentinos estamos complicados frente a todos los factores de riesgo. «No hay que poner la culpa en el que fuma o tiene presión alta, porque la industria es la que te lo vende y genera un fumador desde los 13 años, teniéndolo de cliente toda la vida, sabiendo que fumar no hace nada bien, su objetivo es solo ganar dinero. Y por otro lado, es difícil lograr el etiquetado de los alimentos para que la gente tome conciencia, porque de nuevo la industria del otro lado te dice vamos a perder fuentes de trabajo, y no es así, porque la gente sigue eligiendo, la industria es polimodal y puede ser otro tipo de alimento con menor cantidad de azúcar, sal, grasas y calorías», explica.

Controles desde siempre
Para Tartaglione el control comienza en la infancia. «Quienes tienen hijos, que los pediatras le tomen la presión a los chicos. Luego, a partir de los 25 años, ya tenés que saber tu presión, colesterol y azúcar. Un chequeo para saber cómo están parados, conocer las cifras», sostiene el presidente de la Fundación Cardiológica Argentina. Y la recomendación es tanto para hombres como para mujeres, porque una de cada tres argentinas se muere del corazón.

 

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