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El contador Raúl Edgardo Pintos declaró este miércoles y complicó a una de las ramas de la familia Waigel que están sometidas a juicio por un fraude a más de 1.000 acreedores.

Más precisamente, el profesional apuntó contra la rama encabezada por Artemio Waigel, quienes lo habían contratado como asesor contable desde el año 2007. Es decir que Pintos trabajó para Artemio Waigel desde ese año, aunque lo hizo de manera estable como personal dependiente desde 2009. En sus años de trabajo observó cómo esta rama de la familia vació la empresa con el objetivo de no pagar los pasivos y así lo ratificó ante la jueza Lilia Carnero.

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«La familia de Artemio Waigel quería proteger los bienes. A pesar de mis advertencias, ellos tenían una lógica equivocada: todo lo que era físico, materiales y dinero, era de ellos, pero los pasivos no existían según su criterio. Por ejemplo, eso pasó con Cementos del Paraná: para no perder los bienes, hicieron un contrato con prestanombres. Se hizo con ese objetivo, el de no perder los activos», fustigó el contador.

El testigo, propuesto por la defensa de Fermín Waigel -quien encabeza la otra rama familiar-, fue contundente respecto a lo que ocurrió con todas las empresas del grupo Waigel y no sólo con la SA: «La familia de Artemio no hacía distinción entre la SA y las otras empresas. De una forma u otra todas las empresas fueron vaciadas. El problema era de gestión y rentabilidad. Al verse desbordado con ese tema, fueron todas vaciadas o pasadas a prestanombres. No quedó nada de ese grupo empresario».

Explicó que «los balances de la empresa no reflejaban la situación real» y detalló, a modo de ejemplo, que cuando un cliente compraba materiales por adelantado hacían figurar el ingreso del dinero, pero no registraban el pasivo que debían cancelar posteriormente. De igual manera operaron con los mutuos a 180 días. Incluso, explicó que «tenían un pasivo en dólares que lo valuaban uno a uno, cuando la convertibilidad no existía y el dólar estaba en $3, es decir que la deuda estaba subvaluada para que dé positivo».

«Yo no tenía poder de decisión. Todo esto que les digo se lo dije siempre al directorio. Yo era analista económico financiero. Miraba diariamente el flujo de caja. Ingresaba dinero, pero sin solidez y rentabilidad», aseveró.

El contador apuntó contra Artemio, Miguel (h), Nancy y Maricel. Todos integrantes de la rama encabezada por Artemio, quienes se separaron del otro grupo familiar en 2009.

Otro de los momentos de mayor elocuencia del testimonio de Pintos tuvo como protagonistas a los hijos de Artemio: Nancy y Miguel. Se situó al momento en el que el concurso de acreedores estaba al caer y la quiebra era casi inevitable: «Nancy y Miguel vinieron para que interceda con Artemio. Me pidieron que convenza a su padre de que se haga cargo de la quiebra, como titular del directorio. Ellos veían que el concurso se caía, sabían que era una quiebra fraudulenta y el día de mañana iban a ser culpables todos los integrantes del directorio».

«Por ese motivo, Nancy trató de alejarse del directorio y me pidieron a mi para que su padre asuma toda la responsabilidad. De ese modo quedarían libres de culpa y cargo, mientras que Artemio se hacía cargo sin ir a prisión porque ya era mayor de 70 años», describió ante la sorpresa de todos los presentes.

La separación fue desigual pero legal

El contador también explicó cómo fue la separación del grupo empresario familiar. «Cuando entré, mi impresión es que no había vínculos entre ellos. Me manifestaban que no hablaban e incluso trabajaban en distintos pisos del edificio».

«Si bien no estaban separados legalmente en ese momento, trabajaban de forma separada. De hecho, Artemio me empezó a pedir informes mensuales de la situación porque tenían la intención de separarse», explicó el profesional y agregó: «Eso habrá sido allá por el 2007 o 2008″.

Describió que se elaboraron dos propuestas y uno de los grupos optó por una. Enseguida, a los pocos días, realizaron la separación física del galpón con un muro que dividió todo. Los bienes del hogar, el área de electrónica e informática y la empresa de aluminio quedó todo en manos de la familia de Fermín, mientras que Artemio se quedó con el pasivo y el resto de las empresas incluso la SA».

Pintos aseguró que cuando entró a trabajar, el grupo ya estaba en cesación de pagos «pero al separarse y cuando todos los bienes quedaron en la rama de Fermín, por esa separación no entró dinero a la SA». Explicó que la SA siguió operando y calificó la separación como «desigual» y marcó que «hubo un perjuicio para la Sociedad Anónima ya que quedó a cargo de la deuda».

Ante la consulta sobre la legalidad de la separación, el contador dijo que sí.

Las audiencias continúan el próximo miércoles en la sala de la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná. Seguirán compareciendo distintos testigos ante la acusación del Ministerio Público Fiscal y la querella que representa a la AFIP. También ante la extensa nómina de abogados defensores. Todo ante la mirada y supervisación de la titular del Tribunal unipersonal a cargo de Lilia Carnero. (Fuente: Análisis)

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