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La variante Ómicron es tan contagiosa que es posible suponer que si una persona se testeó y dio positivo el resto de sus convivientes también tienen el virus. ¿Es necesario aislarse entre ellos, evitando cruzarse dentro de la vivienda?

 

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Según la doctora en biología Nuria Izquierdo-Useros, jefa del grupo de patógenos emergentes de IrsiCaixa, de España, señaló al diario El País que “las recomendaciones son claras y siempre se habla de que el aislamiento ha de ser individual, pero faltan estudios basados en la evidencia que permitan contestar con rigor a esta pregunta. Lo ideal sería poder aislarse, ya que es probable que no todas las personas que convivan estén en el mismo punto del curso de la infección, y es posible que cada una de ellas tenga diferente cantidad de virus en un momento dado”.

“Vamos a suponer que conviven dos personas con COVID-19. La primera persona ha contagiado a la segunda y, por lo tanto, la primera tiene más virus que la segunda porque se ha infectado antes. Hasta que la última persona contagiada llegue a tener la misma cantidad de virus que el primer caso, y su sistema inmunológico haya comenzado a responder frente al virus a pleno rendimiento, pasará un tiempo. Hasta entonces, es importante no exponerse a la mayor carga viral que tiene la primera persona contagiada. Al aislarnos lo que conseguiríamos sería separar a aquellas personas que tienen más carga viral de las que tienen menos virus, sobre todo al principio de la infección hasta que se monte una buena respuesta inmune en ambas personas. Es decir, lo importante es que cada una de las personas contagiadas no vea acrecentada su carga viral por convivir con otros contagiados”, destacó la especialista.

En el marco de los cambios de las condiciones de aislamiento en Argentina, surge que el aislamiento no es igual para una persona con el COVID-19 como sus convivientes. Depende de si los demás integrantes del hogar tienen también COVID-19 o no y cuál era el estado de la vacunación previo a la infección. Si una persona es diagnosticada con COVID-19, debe aislarse dentro de su casa y del resto de sus convivientes si no tienen la enfermedad.

Remarcó que “el aislamiento ha de ser estricto entre las personas con una prueba diagnóstica confirmada con COVID-19 y aquellas que solo hayan estado expuestas al virus, ya que es posible que estas últimas no lleguen a infectarse si no continúan exponiéndose al virus.

Izquierdo-Useros advirtió que aveces la situación puede ser más compleja porque no es posible descartar que cada persona del hogar “esté infectada con una variante diferente. Si un conviviente ha contagiado a los demás, entonces sí compartirán la misma variante. Pero si no ha sido así, y como en determinados momentos ha habido diferentes variantes del SARS-CoV-2 conviviendo entre nosotros, podría darse el caso de contagios con variantes distintas”.

Ante esto, la especialista consideró “importante que los infectados convivientes se aíslen unos de otros. Aunque hay pocos casos de coinfección con distintas variantes reportados por la complejidad que entraña la demostración formal en este tipo de estudios, en general las coinfecciones pueden agravar los síntomas, así que es mejor evitarlas. Siempre es preferible que tu cuerpo tenga la posibilidad de combatir primero a un virus y luego a otro, si son dos a la vez las cosas se pueden complicar”.

La doctora Leana Wen, analista médica de CNN, doctora de urgencias y profesora de políticas y gestión de salud en la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken, en la Universidad George Washington, consideró que si todos los convivientes tienen COVID-19, no necesitan aislarse unos de otros. Eso se debe a que “es bastante improbable que tengan diferentes variantes del coronavirus”. Probablemente, todos se hayan contagiado de la misma variante entre sí, y no se volverán a infectar entre ellos tan rápido. “Toda la familia, por supuesto, debe aislarse de otras personas”, señaló.

Izquierdo-Useros destacó que “para aislarse lo más adecuado sería llevar mascarillas FFP2 y ventilar constantemente las habitaciones que se compartan. Si en la casa pueden usar un cuarto de baño cada uno, mejor. Por supuesto habría que evitar compartir platos, vasos, cubiertos, servilletas, etcétera. También es más seguro dormir en habitaciones diferentes”, recomendó.

La recomendación de aislamiento dentro del hogar es especialmente importante en caso de que uno de los convivientes tenga un cuadro de salud que lo ponga en riesgo ante un contagio de COVID-19. “Deberíamos hacer todo lo posible por mantenernos aislados para proteger a la persona vulnerable o con menos protección inmune. También habría que ser especialmente cuidadoso si alguna de las personas contagiadas muestra síntomas para no agravar su situación”.

La especialista española subrayó que hay veces que el aislamiento no es posible, ya que hay adultos en el hogar al cuidado de niños pequeños que muchas veces también son positivo de COVID-19. “Hay que recordar que los riesgos para los niños son menores y, por tanto, la única precaución que habría que observar sería de la de extender el periodo de aislamiento hasta que se cumpla el tiempo de cuarentena de la última persona que ha dado positivo”.

La experta estadounidense dijo al respecto que los padres o los cuidadores deben usar barbijos cuando estén en la misma habitación con los niños con COVID-19. Es recomendable la ventilación cruzada y permanente con las ventanas abiertas. Esto puede ayudar a bajar el riesgo de contagio. El resto de los convivientes no deberían compartir ningún espacio interior. Deben dormir en habitaciones diferentes, no compartir el mismo baño y no reunirse en lugares cerrados durante este tiempo, consideró.

Izquierdo-Useros aconsejó que “tras el periodo indicado” para la persona que primer se contagió “es bueno hacerse un test de antígenos para verificar que somos negativos y entonces retomar la actividad. Eso sí, siempre teniendo en cuenta que, si se siguen periodos de aislamiento cortos, el riesgo potencial de contagio permanece incluso en el caso de tener un test de antígenos negativo”. Por eso, advirtió de la necesidad de “restringir al máximo la interacción social y evitar, sobre todo, el contacto con personas vulnerables”.

Técnicamente, el aislamiento significa que la persona con COVID-19 tiene que estar adentro del hogar y lejos de los demás. Desde el inicio de los síntomas, hasta el 97% de las personas infectadas pueden contagiar durante los 7 días siguientes. Algunos pacientes contagian más días aún.

Pero si una persona con COVID-19 vive en un lugar que no implica compartir espacios con otra gente para salir a tomar aire fresco, podría salir. Debería tener mucho cuidado y permanecer muy alejado de los demás. Tampoco se deberían compartir espacios interiores con personas. Estas preocupaciones se aconsejan para evitar contagiar a otras personas.

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